Punto y final. Termina una temporada decepcionante para un Real Zaragoza que en el último partido de esta Liga 123 sacó un once plagado de canteranos. Ese once con marcado acento aragonés dio la talla. O al menos lo intentó. Quedó, sobre el césped de La Romareda, el esfuerzo de un bloque -gran parte de él- que está llamado a ser el que tire del Real Zaragoza el curso que viene. Saja, que jugó su último partido como profesional, puso la nota nostálgica del duelo.
Con un once novedoso, el Real Zaragoza salió a intentar adelantarse en el marcador. Trenzó buenas jugadas el conjunto aragonés, pero lo cierto es que todos los jugadores (incluso las novedades) parecían saber que estaban a 90 minutos de las vacaciones. Fueron de más a menos. Así, los blanquillos amenazaron el marco de Falcón que, en alguna ocasión, tuvo que emplearse a fondo para dejar su portería a cero en el primer acto.
Entre las ocasiones más claras, se pudieron contar un tiro seco y potente de Cani que despejó bien de puños el andaluz, un buen balón filtrado a Raí que, de nuevo, se topó con el guardameta chicharrero o un buen disparo de Javi Ros, que tampoco encontró los tres palos. Mientras tanto, a cuentagotas, el Tenerife se acercaba de vez en cuando a los dominios de Saja, aunque Jesús Valentín, José Enrique y el propio argentino mostraron mucha seguridad.
Esa seguridad, de la que hicieron gala durante los primero 30 minutos se rompió cuando, sin previo aviso, Omar decidió probar suerte desde su propio campo. Cuando conducía el balón un poco más atrás de la medular, tiró una tremenda vaselina que sorprendió a Saja. Reculó su posición unos pasitos, pero ya no había vuelta atrás. El balón se coló en la portería con maestría y, quizá sin merecerlo, el Tenerife mandaba en el marcador. Desde ese momento no hubo vuelta atrás. Al Real Zaragoza se le apagó la luz y ya no hubo más ocasiones ni de unos ni de otros.
La segunda parte, los últimos 45 minutos de la temporada, tampoco mejoraron demasiado lo presente... Lo intentó Raí tras una genialidad de Cani, pero el balón se estrelló en el larguero. Mientras tanto, el Tenerife siguió a lo suyo y en un córner amplió su ventaja sin ni siquiera poner el pie en el acelerador. Siete partidos seguidos sin ganar se notan y la imagen del Zaragoza, tras encajar la segunda diana era la de un equipo deseoso de vacaciones.
De hecho, lo más interesante fueron los cambios, lo cual habla muy a las claras de lo que fue este segundo acto en el Real Zaragoza. Samaras y Guti primero, y Edu Bedia después, fueron los que intentaron agitar un poco al Real Zaragoza. El griego generó la ocasión más clara de la segunda parte. Pero el portero y la defensa del Tenerife estaban decididos a dejar su portería a cero y, sobre la línea, sacaron el balón de los dominios chicharreros tras un buen remate de Edu García.
La alegría fue con el gol, en los compases finales de Raúl Guti. Con un gran tiro seco desde fuera del área, tras una buena incorporación de Isaac, el canterano maquilló el resultado. Alegría para una afición que vio a uno de los suyos estrenarse con la camiseta blanquilla. Aparte de este impás, el partido terminó sin pena ni gloria para un equipo que también vio como Ais Reig miraba hacia otro lado en un claro penalti para los de Láinez.
Ahora es el momento de recapacitar y, otro año más, volver a sacarse un nuevo proyecto de la chistera. Esta vez será con la varita mágica de Lalo Arantegui. La incertidumbre será ver cómo funciona. A finales de agosto veremos cómo es la versión 5.0 del Real Zaragoza en Segunda División.
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