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Figueroa, bandido a cara descubierta

Figueroa Vázquez en La Romareda. (Foto: Dani Marzo)
Á. Montaner

Corrían los últimos minutos de la primera mitad del Real Zaragoza - Nástic, cuando el colegiado del partido terminó de culminar una actuación que, irónicamente, catalogaremos de 'brillante'. El colegiado gallego le enseñaba la segunda amarilla a Borja Iglesias y le mandaba derecho a los vestuarios antes de que concluyese el primer acto. El motivo: un supuesto codazo al meta del Nástic, Dimitrievski.

La realidad fue otra muy distinta. En el área pequeña, el delantero del Real Zaragoza forcejeaba, como en tantas otras jugadas, con defensas y porteros. Al querer ganar la posición, delante del arquero, el delantero blanquillo rozó con el codo al portero del conjunto catalán que en un alarde de grandes dotes teatrales, se tiró al suelo como si aquel golpe hubiera sido casi mortal. Era la segunda cartulina, por una acción simulada del guardameta, que mandaba a los vestuarios a Iglesias.
La primera fue por una carga al exzaragocista Abraham, al que derribó en falta disputando un balón. Acción punible de falta, pero algo dudosa aquella primera amarilla. No por la acción, dudosa por un aspecto de criterio arbitral, ya que unos minutos después Febas recibió una falta casi idéntica y el colegiado estimó que el jugador del Nástic que cometió la infracción, no merecía tarjeta. Es más, el mediapunta catalán fue el que acabó llevándose la cartulina por protestar. 
Una actuación que el público de La Romareda se encargó de reprocharle. En aquella acción de Febas, la grada de La Romareda pitó con ganas a Figueroa Vázquez. Con la expulsión de Borja, la grada fue un auténtico clamor. En la segunda parte el público se quedó sin voz. Muchas accines, entre ellas una zancadilla clara a Toquero que tampoco se saldó con amarilla a su infractor, colmaron la paciencia de los zaragocistas. Y tenían razón, lo cierto es que la actuación del colegiado fue, nunca mejor dicho, clamorosamente nefasta

Gol en fuera de juego

La segunda mitad no mejoró en absoluto la actuación que estaba llevando a cabo el colegiado. Después de esa primera acción de Toquero, siguió tomando una serie de decisiones que no hicieron sino seguir perjudicando al Real Zaragoza. Le sacó una amarilla a Cristian Álvarez demasiado pronto, no sancionó una fea entrada a destiempo y sin balón en juego sobre Julián Delmás, otra feísima sobre Alberto Zapater y el remate final: el gol del Nástic.
En esa jugada, Xavi Molina se encontraba en fuera de juego. Por centímetros, pero fuera de juego. De hecho, en la acción que precedió al gol de Mesa, toda la defensa al unísono levantó la mano reclamando la posición ilegal. Sin embargo, no hay más ciego que el que no quiere ver y, Figueroa Vázquez, fue esta noche uno de ellos.
 

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