Alberto Zapater fue uno de los goleadores de una noche de auténtica diana. El gol del zaragozano puso las tablas en el marcador antes del paso por vestuarios. Fue el segundo tanto de su equipo y el cuarto del encuentro. Un golazo por la escuadra, de falta, de los que le gustan al centrocampista. Además, Juan Carlos ya estaba avisado de la técnica en el golpeo del capitán blanquillo, que no marcaba con el Real Zaragoza desde el 8 de marzo de 2009.
Hay amores que nunca se olvidan. Por mucho que pase el tiempo, siempre tienen un hueco en ti, aunque sea pequeño. Alberto Zapater se reencontró con uno de estos más de ochos años después: marcar un gol con el equipo de su vida. Era el día propicio y el momento adecuado. Minuto 39 y en el complicado Carlos Tartiere. Una falta perfecta, potente y directa a la escuadra.
El reencuentro pudo ser minutos antes, partidos antes e incluso meses antes. La mayoría con la misma firma y el mismo método, a balón parado. Como lo hizo aquel 8 de marzo de 2009 en La Romareda ante el Hércules de Alicante. Goles sinónimos y misma categoría. El conjunto aragonés ascendió a Primera División aquel año.