No estaba siendo la mejor noche de la defensa del Real Zaragoza. El Oviedo, poco antes de la media hora, ya ganaba 2-0 sin despeinarse. Primero, con un gol de falta de Aaron Níguez y después, Toché de cabeza, tras aprovechar un regalo de Verdasca. La reacción de los aragoneses no tardó en llegar. Mikel González, goleador inesperado, se estrenó con la elástica blanquilla para iniciar una remontada que acabó en empate.
En 300 partidos con la Real Sociedad, Mikel González había marcado seis goles. Con el Zaragoza, tan solo le han bastado un par de partidos para estrenar su cuenta goleadora. El central remató con una potente volea la pelota pasada al segundo palo venida de un córner botado por Buff. La dureza del golpeo hizo que el balón traspasara el muro de jugadores afincados en el área. Después de que la cabeza de Verdés desviara el balón, Juan Carlos no la pudo ni ver.
Esta jugada se produjo solo cuatro minutos después del gol de Toché en el minuto 27. De este modo, la diana de Mikel dio aire a su equipo, que no era merecedor de la derrota momentánea en cuanto al juego expuesto por ambos conjuntos. En el apartado defensivo, el central vasco también fue imprescindible. Achicó innumerables balones por alto.
El mazazo a los asturianos tuvo su réplica pocos minutos después. Alberto Zapater, que ya había avisado con una falta al principio del partido en la que Juan Carlos se había empleado a fondo para pararla, recogió lo sembrado. Esta vez, el portero ovetense no pudo hacer nada. El capitán zaragocista volvió a enderezar el esférico a la escuadra y lo convirtió en imparable. El encuentro se fue al descanso con un empate a dos.