Es Noticia
Sevilla Atlético
2-2
Real Zaragoza

El Zaragoza se deja dos puntos en Sevilla

Borja celebra uno de sus goles. (Foto: LFP)
Á. Montaner

Hay dos calificativos que le pueden venir a uno a la cabeza a la hora de hablar del Sevilla Atlético - Real Zaragoza. El primero es raro. Porque durante muchas fases del encuentro el equipo de Natxo González estuvo contra las cuerdas del filial por abandonar el estilo que tan buenos resultados le ha ido dando. El otro es realidad, ya que los blanquillos jugaron en un campo medio vacío. Un campo, al fin y al cabo, de los que se pueden llamar de entrenamiento. Es, quizá, el escenario que muchas veces un equipo puede encontrarse en Segunda División y que de vez en cuando aparece de golpe. 

Calificativos aparte, el Real Zaragoza saltó al Césped del Antiguo Nervión con ganas de morder primero. Sus líneas ofensivas apretaron de lo lindo en los primeros compases del juego. Por el medio y por las bandas, el conjunto de Natxo González le quiso buscar las cosquillas al filial hispalense. Pero el último pase pareció no conectar. Esa última zancada para llegar al gol, siempre se quedaba sin completar. Pero el dominio era blanquillo. O tomate, vaya, que el Zaragoza jugó de rojo. Cuando mejor estaba siendo ese dominio, ese empuje, llegó el gol del Sevilla Atlético.
Parece que sea el sino zaragocista. El de sufrir. El de autoflagelarse. Porque si uno mira el gol de Carlos Fernández siente la imperiosa necesidad de golpear el objeto más cercano. Una sucesión de rebotes y despejes sin efectuar de Verdasca y Ángel hicieron que el delantero del filial sevillista marcase casi sin querer. El primero por no acertar a despejar por alto. El segundo, por hacerlo al corazón del área. Después vinieron esos rebotes locos. De hecho, en la imagen se ve un último golpeo de tacón del que uno duda si fue queriendo o sin querer...
Y fue ahí cuando el Sevilla Atlético se lo empezó a creer. Y cuando también quiso empezar a ensuciar el encuentro con faltas y pérdidas de tiempo. Lo peor, encima, es que el Zaragoza entró al trapo. Eso, por ejemplo, le costó la amarilla a Diego Verdasca. Y también el dejar de acercarse a la portería rival, condición indispensable si quieres empatar un partido. Sea como fuere, hubo unos minutos en los que el equipo aragonés se perdió e detalles ajenos al juego. 
Pero cuando quiso jugar, Delmás estuvo especialmente acertado por la derecha. Todo lo que estaba errando y fallando Ángel por la izquierda en defensa, lo compensó en aragonés en facetas ofensivas. Se recorrió su carril de arriba a abajo, de cabo a rabo. Tanto fue así que gracias a uno de los múltiples centros que templó al área, Borja Iglesias apareció para meter la puntera y poner el empate a uno justo antes del descanso. Un empate psicológico, por qué no decirlo..

Remando a contracorriente

Pero las cosas no iban a pintar para nada bien. Porque Verdasca volvió a dormirse en los laureles nada más comenzar el segundo acto. Carlos Fernández, de nuevo, se le adelantó para rematar un planta un buen centro desde dentro del área. El centro, por cierto, llegó después de que Eguaras también perdiera de vista el balón, ante las vueltas de Fede. Todo en contra, de nuevo, en un partido en el que tocaba remar. 
Ese gol volvió a bloquear de nuevo a un Real Zaragoza que hasta el minuto 62 no se acercó a la portería de Soriano pasado el minuto 60. De nuevo fue Delmás, con un disparo que se estrelló en el lateral de la red. Entre tanto, Natxo decidió meter más dinamita arriba con la entrada de Vinicius y retirando a un Buff que estuvo algo perdido durante el encuentro y que ya tenía amarilla.
Al conjunto aragonés le entraban las prisas y fue cuando comenzaron los envíos en largo y las imprecisiones. De eso también se aprovechó el Sevilla Atlético parando continuamente el juego. Natxo siguió retocando la maquinaria y sacrificó a un Ángel que no estuvo para nada acertado e introduciendo a Alaín, en busca de más profundidad. También entró Papu por Toquero, para darle más velocidad al juego. Y los movimientos dieron frutos. En seguida conectaron Papu con Alaín para crear una de las ocasiones más claras de toda la segunda mitad. 
El partido derivó en correcalles y aquí fue el Zaragoza el que tuvo las de ganar. Borja la tuvo, de hecho, pero el esférico se estrelló en el palo. El gallego no perdió la fe y gracias a su rentable conexión con Delmás, consiguió empatar de nuevo el partido. Fue un acto de fe, ya que cuando el balón parecía muerto, el 'panda' volvió a meter la puntera para llenar de esperanza la recta final del encuentro. 

Empate insuficiente

El Real Zaragoza se volcó tras el empate en la meta del Sevilla Atlético. Hubo ocasiones. Sobre todo por el costado derecho. Un incansable Delmás que nunca dejó de intentarlo y Papu, que quiso salir a reivindicarse. Pero ese afán le cegó en la última jugada del encuentro. Quizá en la más clara que tuvo el Real Zaragoza en toda la segunda parte. Un dos contra uno en el que le acompañaba Febas. Sin embargo, el georgiano no compartió la ocasión y decidió hacer la individual, perdiendo el balón en el área con un derribo limpio, por mucho que reclamase penalti. Un empate que sabe a poco en un partido en el que se pudo conseguir algo más. Pero los errores pesaron demasiado.

Escribir comentario 1 comentario
Deja una respuesta
Su comentario se ha enviado correctamente.
Su comentario no se ha podido enviar. Por favor, revise los campos.

Cancelar

  1. MJ LÓPEZ COTON

    El Záragoza debe mejorar el último pase