Objetivo: consolidar una base

El Real Zaragoza se ha acostumbrado a cambiar su plantilla cada temporada casi al completo. Altas y bajas de jugadores han ido permeando durante inviernos y veranos como si el fútbol fuera un círculo de niños a la puerta de un colegio intercambiando cromos. Sin embargo, con la llegada de Lalo Arantegui todo parece haber cambiado. 

Tan solo cinco futbolistas que finalizaron la pasada campaña con el club blanquillo integran la plantilla zaragocista en la temporada 2017/18: Álvaro Ratón, Jesús Valentín, Javi Ros, Alberto Zapater y Jorge Pombo. Algo que no estaba previsto en los planes de Lalo cuando llegó aterrizó en Zaragoza el invierno pasado. La terrible segunda vuelta completada por el equipo, con un pésimo rendimiento de varios jugadores con cartel de renovar, le hicieron cambiar de opinión.
El discurso del director deportivo ha ido calando con el tiempo y cada vez cuesta menos asimilarlo: "Nuestro objetivo es ir creciendo poco a poco, sentar unas bases de un proyecto que en verano prácticamente partía de cero, aunque me hubiera gustado tener una base mucho mayor respecto a esos cinco jugadores que siguen de la temporada anterior", ha reiterado hoy.
De este modo, la insistencia en el proyecto a "medio plazo" deber ser pura biblia para el zaragocismo. Está demostrado que esa manera de trabajar, no volverse locos y tener paciencia, da resultado. Huesca, Lugo o Numancia son el claro ejemplo de que mantener los cimientos de un equipo es garantía de éxito. Estos tres equipos mantienen su columna vertebral desde hace varios cursos y en la clasificación ocupan el primer, segundo y cuarto puesto, respectivamente.