Después de las grandes novedades que el técnico del Real Zaragoza plantó sobre el césped del Carlos Belmonte, para el partido contra el Albacete, Natxo González recuperó a su once de 'gala' para enfrentarse al Real Valladolid en el José Zorrilla. Con Cristian volviendo a la portería, el entrenador optó por Benito y Ángel en los laterales y por Mikel y Grippo en el eje de la defensa.
En el centro del campo formaron Zapater junto a Eguaras y por delante con Papu a la derecha, Febas a la izquierda y Vinicius de enganche. En la punta de ataque, Borja mantuvo la titularidad. Eso, sobre el papel. En la realidad, ese once duró poco más de 35 minutos, porque Mikel González se marchaba cojeando y era sustituido por Guti.
El tiempo que ese once, teóricamente el mejor que puede poner Natxo González, estuvo sobre el césped, el resultado no fue para nada positivo. En poco más de 6 minutos de juego había encajado dos goles. Uno en una jugada por el costado de Benito, que llegó muy tarde a la carrera de Mata. El segundo, tres minutos después del primero, llegaba con un gol en propia de Mikel González.
El tercero fue un síntoma de la apatía de un equipo muerto. La imagen de Vinicius dando por perdido un balón -en lugar de protegerlo, se desentendió de él para protestar al colegiado- es el vivo ejemplo de un Real Zaragoza roto, muerto y con muchas cosas que mejorar esta Navidad.