El Real Zaragoza de este año tiene un valor añadido: el fondo de armario. Papunashvili, que no disputaba un minuto desde hace justo un mes ante el Lugo, se encargó de demostrarlo ante el Lorca. El georgiano, que volvía a la titularidad ante la ausencia de Pombo, encaminó la victoria blanquilla marcando el primero. Además, el Lorca ya venía avisado de su potencial, ya que en la ciudad murciana el jugador zaragocista también batió la portería de Dorronsoro.
Entre él y Vinícus estaba la pareja de baile de Borja Iglesias. Natxo se decantó por el georgiano, y le salió bien la jugada. Papu comenzó el encuentro un tanto nervioso, pero en cuanto su entrendor le pidió calma, el futbolista se enchufó. La débil defensa del equipo visitante y su velocidad fulminaron el encuentro a los 18 minutos. Con el primer gol del Zaragoza, los murcianos no fueron capaces de levantarse.
Gran culpa de esa prematura destrucción la tuvo Iñigo Eguaras, abasteciendo de pases clave a una dupla formada por Borja y Papu, que mezcló muy bien. Tras varias intentonas de la delantera, que por demérito propio o por mérito del guardameta visitante no pudieron adelantar a su equipo antes, llegaron los goles. Y el primero de ellos se encargó de anotarlo el georgiano, que no se puso nervioso ante Dorronsoro, lo regateó, y la metió.