Pronto se cumplirá un año del zapatazo que puso en vereda la carrera futbolística de Jorge Pombo. El canterano del Real Zaragoza se licenció con el primer equipo a partir de la jornada 31 del año pasado, coincidiendo con la misma que finalizará este lunes en la campaña actual. Muchas cosas han cambiado desde ese día, pero la fe y las ilusiones del recientemente convertido a delantero crecen cada día.
César Láinez apostó fuerte el joven, de entonces 23 años. Se trataba de un partido vital para no caer en el pozo, ya que los maños venían de perder por 1-2 frente al Sevilla Atlético en La Romareda. El equipo viajaba a Elche con los puestos de descenso a tres puntos. Y Pombo, con el que ya se habían hecho probatinas a lo largo de la temporada sin sacar nada en claro, encarriló la victoria anotando el 0-2 en el minuto 34 con un derechazo desde lejos. El envite acabó 0-3 y fue un punto de inflexión.
El zaragozano volvió a jugar en diez ocasiones esa temporada, marcando incluso el gol del empate ante el Rayo Vallecano en el penúltimo partido de Liga. Un encuentro que significó la salvación zaragocista de un posible descenso a 2ªB. No estuvo nada mal para ser un canterano, del que se sembró la duda si iba a ser capaz de asentarse en el primer equipo.
Hoy Pombo ya no está para aliviar situaciones y aportar aire fresco a una remesa de jugadores que poco hicieron por cumplir lo sueños del zaragocismo. Hoy Pombo está para ser un referente del futuro blanquillo. Porque, aunque sea pretencioso decirlo, el joven no es uno más. En la segunda vuelta del presente curso lo ha dejado claro. Se perdió el partido del Lorca por sanción, pero buena parte de la reciente escalada aragonesa lleva su firma. 5 goles y 15 partidos de titular. Suma y sigue, licenciado.