Los dos triunfos seguidos que lleva el Real Zaragoza tienen un punto en común: los dos han sido por la mínima y tras dejar la puerta a cero. Entre los nombres propios de los protagonistas de este dato está el de Diogo Verdasca, que tiene una estadística asombrosa. Con este son ya diez los partidos, de los 23 que ha disputado, en los que deja la puerta a cero. Una racha que llama la atención.
Y eso que el joven central portugués ha dejado algunos momentos de dudas durante la temporada, y muchos de sus errores le han impedido ganarse la titularidad de forma continua. Su falta de experiencia y su, a veces, exceso de ímpetu le han jugado malas pasadas. Cometió errores de bulto a inicios de la temporada ante el Córdoba y en el empate a dos goles ante el Real Oviedo (una cesión suicida de cabeza hacia su propia portería significó un gol asturiano). En noviembre y diciembre no tuvo mucha suerte en la dura derrota ante el Huesca y en el 0-2 contra el Cádiz, en el que fue expulsado en la primera parte por insultar al árbitro.
Sin embargo, Verdasca ya anticipaba muchas de sus virtudes. Ahora, tras algunas jornadas de suplencia (e incluso de no ir convocado), el central portugués vuelve a escena.
Antes del derbi contra el Huesca, Natxo González alabó las virtudes de Verdasca. El entrenador vitoriano afirmó que es el defensa más "distinto", y apreció su salida de balón y que sea "el más rápido de la zaga". Su gran trabajo al lado de Mikel González le acercó a su mejor versión. El central se reencontró en la titularidad con el vasco tras bastante tiempo: a su lado hizo buenos partidos en el inicio de la temporada, cuando empezó a dejar la puerta a cero en las importantes victorias de octubre ante el Lorca y el Numancia.
Ahora Verdasca tiene la misión de seguir creciendo y asentarse en una zaga en la que su nombre ha bailado junto a los de Simone Grippo, Bruno Perone y Mikel González. Como ejemplo podría ponerse a Diego Rico: el lateral burgalés fue muy criticado en sus comienzos con el primer equipo aragonés, pero a fuerza de crecer, mejorar y tener buenas actuaciones, se convirtió en un fijo en la defensa y acabó dando el salto a Primera división para jugar en el Leganés.