Había mucha curiosidad por ver qué versión sacaba el Real Zaragoza contra el Almería. Si cara A, que ofreció en partidos como el derbi, donde los blanquillos fueron una maquinaria engrasada y actuaron como una apisonadora, o la cara B, vista en partidos como las derrotas ante el Sevilla Atlético y el Rayo Vallecano.
Por fortuna, los de Natxo González ofrecieron su versión buena, la de equipo con hambre, ganas y ambición. Un cuadro al que solo le vale ganar y eso se notó durante prácticamente todo el primer acto del encuentro. Sin ir más lejos, esa ambición se demostraba al minuto y medio de juego, cuando Borja Iglesias marcaba con un remate impecable en un córner. La pena es que Papu estaba en posición ilegal y el gol no subía al marcador.
Precisamente sobre el georgiano se podría hablar largo y tendido. Su primera parte fue magnífica, casi sin ningún pero. Su presencia en la punta adelantada del rombo se notó. Se asoció, pasó, jugó en solitario y creó las mejores ocasiones del Real Zaragoza. Además, su esfuerzo en defensa fue absoluto e incluso en dos ocasiones se puso el mono de trabajo para tapar el costado de Benito en dos contras del Almería.
Eguaras también se movió bien con el balón en los pies e incluso Guti tuvo más presencia que en semanas anteriores. En definitiva, ese espíritu ganador había vuelto a conquistar al Real Zaragoza. El problema era que el balón no entraba en la portería de René. Borja pinchó un par de buenos balones, pero no encontró hueco. Demasiadas marcas.
En la estrategia la pelota tampoco entraba. Un saque por encima de la barrera nos dejó un remate casi imposible del 'panda', pero René dio dos pasos y, valiente, repelió el peligro. El Papu también tuvo su 'chance', con una jugada en solitario que la defensa almeriense mandó a córner.
Incluso Pombo, que tras una gran recuperación de Papu, decidió tremendamente mal y le regaló el balón a René con un remate blando. Del Almería, ni rastro en ataque. La primera y única parada de Cristian fue en el minuto 34, tras un disparo desde fuera del área.
Pasaron los minutos y el Almería de Lucas Alcaraz quería sumar en La Romareda. En la segunda mitad salieron un pasito más atrás con la idea de cazar su gol al contragolpe. El empate tampoco les disgustaba. Por su parte el Real Zaragoza salió con medio punto menos de intensidad. Mucho centrocampismo y alguna que otra imprecisión que no hacía augurar cosas buenas para los blanquillos.
Todos parecían algo adormilados, menos uno. Papu seguía empeñado en agarrar con fuerza su oportunidad. En no desaprovechar ni medio segundo mientras estuviera sobre el césped. Decidió tomar más responsabilidad y fueron suyas las mejores arrancadas por el medio. Tanto fue el empeño en que el equipo ganase que el georgiano obtuvo su premio. Un buen balón de Eguaras hacia Benito pasó (no sin intención) por entre las piernas para deslizarse a zona de remate. Allí recibió el balón de Benito que mandó al fondo de la portería.
Se adelantaba el Real Zaragoza y tras el gol daba un paso atrás. Pasó varios minutos en donde el Almería incluso daba un paso adelante. Alcaraz incluso movía el banquillo y se marchaba claramente al ataque. Además, con la entrada en banda derecha del canterano Lozano, que puso en aprietos a Lasure.
Pombo se marchaba del campo por un Toquero batallador y Papu también dejaba su sitio a Febas sobre el césped. Ahí perdió fuera el equipo blanquillo que, pese a todo, no daba una sensación de sentirse agobiado. En defensa mantuvo el tipo y, finalmente encontró el gol de la tranquilidad con un Borja Iglesias que pescó un buen balón y terminó marcando un gran gol.
Con ese 2-0, el equipo ya respiro más tranquilo y solo dejó pasar los minutos hasta la conclusión. Esa relajación quizá provocó el chispazo habitual, de esos que dan garrampa, porque Caballero marcaba el 2-1 en la que sería la última jugada del partido. Gran victoria del Real Zaragoza que a falta de seis jornadas presenta su firme candidatura a ser aspirante a subir a Primera.