Se buscan nuevos héroes para la fase final de la Liga. Jugadores que se sumen al once de Natxo González y sean importantes. Y en ese sentido se llevaba rumiando toda la semana que podía haber cambios en el once del Real Zaragoza tras la derrota ante el Rayo Vallecano. Y Natxo el viernes en rueda de prensa ya aventuró quien iba a ser: según el míster, había llegado la hora de Giorgi Papunasvili. El georgiano ha salvado los tres puntos con su gol para un Real Zaragoza de play off.
Y vaya si era su hora. Partido glorioso para un salvador al que quizá no esperaba todo el mundo... pero Papu quería comerse el césped. El georgiano ha demostrado hoy que está listo para estar a la altura del proyecto. Punta de lanza del rombo formado por Eguaras, Guti y Zapater detrás de él, Papu ha dado un máster de abrir a bandas, buscar desbordar y recuperar balones. Ha sido muy importante además tapando los espacios que ha ido dejando Benito en sus -muy importantes- incursiones en el ataque zaragozano.
Su cuarto gol de la temporada es el premio a un partidazo, pero incluso sin esa definición desde fuera del área el georgiano ya habría sido el mejor del encuentro. Su trabajo ha sido tan completo que al final ha sido sustituido por puro cansancio. Es entonces cuando toda La Romareda se ha puesto en pie para ovacionar un nombre que hasta julio no habían escuchado en su vida: "¡Papu! ¡Papu!..." ha coreado todo el estadio.
Está siendo una primavera muy dulce para Papunashvili. El jugador se va adaptando lentamente pero de manera firme al fútbol español, y cada vez se le ve con más confianza. Primero, con su partido como titular en La Romareda ante el Lorca, en el que marcó un gol; segundo, con sus buenos minutos ante la Cultural Leonesa y sobre todo ante el Huesca; y como bonus, su primer gol con su nación, en un Georgia-Lituania.
Buenas noticias para una afición que empieza a disfrutar con la sonrisa de Papu.