El entrenamiento del Real Zaragoza en la Ciudad Deportiva de la mañana del miércoles ha dejado una imagen un tanto diferente, aunque relativamente habitual en el día a día de un grupo como es el equipo aragonés. Una conversación al margen del resto del grupo entre el entrenador y uno de sus jugadores, el central brasileño Bruno Perone.
No es extraño que el entrenador converse personalmente con sus jugadores, algo que forma parte de la gestión grupal. Más aún en un caso como el del defensa, que ha pasado de ser titular durante la mejor racha del equipo en la temporada a no contar apenas para el técnico vasco, que llegó incluso a mandar a Perone a la grada. Una imagen pues de plena normalidad entre el entrenador y un jugador que ha perdido su sitio.
Y es que la trayectoria de Perone como blanquillo fue un tanto extraña desde el primer día. Recién aterrizado, las lesiones de Mikel y Grippo le obligaron a entrar en el once como titular frente al Alcorcón. Tras las dudas del debut, el brasileño fue ganando confianza hasta convertirse en un fijo durante las seis victorias consecutivas cosechadas entre las jornadas 26 y 31. La derrota ante el Sevilla Atlético acabó con la buena racha y de paso se llevó por delante a Perone, que desde entonces, hace ya más de un mes, no ha vuelto a formar en el once de Natxo González.