La trayectoria del Real Zaragoza durante los últimos años en Segunda división ha dejado por el camino un número incontable de futbolistas. Jugadores de todo tipo y condición que en la mayoría de los casos han pasado con más pena que gloria por el equipo blanquillo. Otros, como el caso de Óscar Whalley, se formó en la Ciudad Deportiva y buscó su lugar en el mundo del fútbol lejos de La Romareda.
Criado en las instalaciones de la carretera de Valencia con el león rampante en el pecho, Óscar Whalley quemó etapas hasta alcanzar el primer equipo del Real Zaragoza. El primer paso llegó con el filial blanquillo, en el que se coló con apenas 18 años y sus primeras convocatorias en la temporada 2012/13. Un año más tarde, con el equipo en Tercera, el joven guardameta se hizo con la titularidad logrando la vuelta a 2ª B. Una campaña que estaría marcada por su debut con el Real Zaragoza en 2ª, precisamente ante su actual equipo, el Sporting de Gijón. Fue el 31 de mayo de 2014 cuando Víctor Muñoz decidió apostar por aquel arquero de tremendas condiciones (1,91 de estatura), incluso por delante de un veteranísimo Leo Franco. Aquel partido se cerró con 1-1 tras un error del debutante que permitió el gol de Bernardo al borde del final. Una jornada después volvería a formar en el once titular en Santo Domingo, en la derrota ante el Alcorcón por un gol a cero.
La siguiente campaña Víctor Muñoz siguió confiando en la figura del espigado portero zaragozano, pero su marcha y la llegada de Popovic cambió la apuesta en la portería, que pasó a ser por Bono, otro joven arquero, en este caso cedido por el Atlético de Madrid. Aquella campaña tuvo la oportunidad también de vestir la elástica de la selección española sub-21. Y firmó un triste partido de despedida en la ida de la primera ronda de la promoción, en la que el Girona asaltó La Romareda con un contundente 0-3. Tras rozar el ascenso, el Real Zaragoza decidió dar un vuelco a su portería, en la que permaneció Bono y llegó Manu Herrera, obligando a Whalley a salir cedido a la SD Huesca. Tampoco allí logró la estabilidad, combinando grandes actuaciones con una cierta sensación de inseguridad que hizo que Leo Franco le ganara la partida en el tramo decisivo de la temporada.
Con dos años de contrato todavía por delante y alejado de los planes del primer equipo del Real Zaragoza, Whalley decidió tomar la puerta de salida para marcharse al Sporting, donde sería tercer portero de un equipo de primera, por detrás de Cuéllar y Mariño. Una temporada en blanco en la que se consumó el descenso y la presente, en la que apenas ha tenido oportunidad de jugar un par de partidos. Uno con victoria frente al Reus en Copa; el otro, un descalabro ante el Numancia (3-0). Por lo demás, siempre a la sombra de un Mariño que esta temporada se está mostrando excelso. Vuelve así el portero a la que fue su casa, con el presente cuestionado pero todavía todo el futuro por delante para encontrar de una vez su lugar en el fútbol profesional.