Hay historias que tendrían un final diferente con el VAR. Una de ellas es la final de Copa del 93, donde la actuación del colegiado Urío Velázquez privó al Real Zaragoza de saborear las mieles de la victoria. El árbitro vasco será recordado por el zaragocismo como uno de los mayores verdugos en los 86 años de historia del club merced a sus controvertidas decisiones en noche del 26 de junio de 1993.
El Real Zaragoza llegaba al entonces conocido como Luís Casanova (hoy en día Mestalla) para enfrentarse el Real Madrid siete años después de su última final copera. Cedrún, Gay, Aguado, Poyet y compañía llegaban a la gran cita en un gran estado de forma tras deshacerse del Valencia en semifinales. En frente se encontraba un Real Madrid con nombres como Buyo, Míchel, Hierro o Sanchís. Pero el conjunto blanquillo no contaba con un rival inesperado, Joaquín Urío Velázquez, colegiado guipuzcoano que arbitraba su último partido en el fútbol profesional. Su despedida fue para recordar, pero no precisamente por lo destacado de su actuación.
Desde el primer minuto el Real Zaragoza sufrió las decisiones del polémico colegiado. A los ocho minutos Gay caía tras una zancadilla de Milla en el área que Urío, sorprendentemente, no señaló. No fue la única jugada polémica, ni el único penalti que obviaría. La presión que el equipo de la capital había trasladado al estamento arbitral durante toda la semana estaba surtiendo efecto. Amarillas rigurosas y una excesiva permisividad con el cuadro blanco eran solo el aderezo de un plato fuerte que llegaría en la segunda parte.
Con el 1-0 ya en el marcador, obra de Butragueño en el minuto 29 tras aprovechar un desajuste defensivo, el Real Zaragoza se volcó sobre la meta de Buyo. La falta de puntería de los de Víctor Fernández impidió la igualada tras el paso por vestuarios. En la reanudación todo siguió igual, incluída la actuación arbitral. Un susto de Villarroya en los primeros minutos sirvió de acicate para los aragoneses. Moisés, tras un centro de Belsué, envió su cabezazo por encima del larguero con todo a su favor. El asedio zaragozano continuaba, cuando de nuevo Urío Velázquez apareció para echar una mano al Real Madrid cuando más lo necesitaba. Hierro derribó a Solana dentro del área de una forma tan clara como inocente, algo que el colegiado volvió a obviar, desatando la ira de los 15.000 zaragocistas presentes en Valencia.
Aún tendría más ocasiones el Real Zaragoza, que en la cabeza de Gay volvió a tener el empate. Finalmente Lasa puso la sentencia en el minuto 78 tras un gol de bella factura, en un nuevo desajuste de la defensa que supuso el 2-0 definitivo. De este modo el cuadro ragonés perdió una final que le sonreiría un año después, dando pié al momento más glorioso de la historia del club, la Recopa del 95.
A pesar de las alegrías posteriores, y 25 años después, ningún zaragocista olvida la noche en la que Urío Velázquez evitó que el Real Zaragoza consiguiera su entonces cuarta Copa del Rey.
Lo que cuentan de este individuo es lo sucede en el futbol español desde el inicio de los tiempos. Siempre fue así y así sigue. Algo repugnante.