Baño, relax y sufrimiento

El Real Zaragoza comenzaba una nueva andadura por LaLiga 1|2|3. Sexto año ya. Y lo hacía con el ambiente de un partido grande y con una afición volcada que no entendió de fechas. Era el mejor ambiente posible y los blanquillos no fallaron.

El partido comenzó con el guión esperado. El Real Zaragoza se adueñó del balón y el Rayo Majadahonda, en una plaza como La Romareda, esperó atrás a sus oportunidades. Eso provocó que los primeros minutos fueran de tanteo y con escasas ocasiones. De hecho, no se vieron acercamientos a ninguna de las dos porterías hasta pasados los 2 minutos de juego.

Esas primeras ocasiones fueron para el conjunto de Imanol Idiakez. Con un Pombo que estaba enchufado, pero que decidió mal en los momentos clave. Había buenos movimientos en la zona de ataque, pero malas decisiones en el centro del campo. Verdasca, adaptado a ese pivote defensivo que ocupará Eguaras cuando regrese de su lesión tomó varias decisiones errores que provocaron alguna pérdida de balón. Ahí estuvo segura una defensa con Grippo y Muñoz muy bien colocados y sin dar opciones a los delanteros del Rayo.

Era cuestión de tiempo que el Real Zaragoza se adelantáse en el marcador por lo que se veía sobre el césped. El tanto llegó, por fin, en una gran arrancada de Benito por la derecha. Llegó hasta línea de fondo y, tras recortar a su marcador, tuvo vía libre para darle el balón atrás a Verdasca. Esta vez, el luso enmendó sus pequeñas indecisiones poniendo un balón raso al corazón del área, de esos que hacen daño, para que Buff dejase pasar el cuero con un amago y para que Pombo la cruzase al palo derecho de Basilio.

Con el gol, el cuadro blanquillo se liberó. Jugó más cómodo y el Rayo Majadahonda le dejó jugar, como si hubiese bajado algo los brazos tras verse por detrás en el marcador. Fue cuando apareció James. Mejor dicho, ya había aparecido con pinceladas. Pero su gran obra fue en el segundo gol del partido. Tras una serie de recortes y amagos, dejando sentados hasta dos y tres rivales, le dejó el balón a Ros que arrancó, disparó con decisión y en el rebote en un defensa provocó el penalti que él mismo convertiría. Era el 2-0 y lo mejor es que la segunda parte invitaba al disfrute.

Superiores pero sin gol

Ese disfrute, sin embargo, se dejó sentir poco. Nada más empezar, el Rayo Majadahonda tuvo una ocasión clara que se fue rozando el palo derecho de Cristian Álvarez. Minutos después, los madrileños tuvieron otra clara ocasión que el propio meta argentino mandó a córner. En ese saque de esquina, el cuero se paseó por la línea de gol sin encontrar rematador. Demasiadas emociones en cinco minutos y ninguna de ellas en positivo para los intereses blanquillos.

Por fortuna esos minutos de zozobra pasaron y el Real Zaragoza volvió a hacerse con el control del juego y del balón. Los blanquillos, con una marcha menos eso sí, volvieron a crear peligro sobre la portería de Basilio. Ahí se pudo comprobar que Pombo ha arrancado la temporada a un gran nivel, que Marc Gual ya está plenamente adaptado a la idea de juego del equipo y que Alberto Benito es ahora mismo un portento a nivel físico.

Con un Zaragoza que se gustó, Pombo tuvo una ocasión clara para hacer el tercero. Poco después, Gual tendría otra gran ocasión que primero despejó Basilio y que después Ros, desde segunda línea, mandó alta por encima de la portería. Lo cierto es que los de Idiakez se sabían superiores y fueron desperdiciando una ocasión tras otra. Porque después de las dos mencionadas, Buff también pudo hacer un tercero que se resistía.

En esas ocasiones, Pombo pudo regalarle el tercero a Buff, pero pecó de individualista y quiso marcarlo él, topándose de lleno con la figura de Basilio. A falta de un cuarto de hora, Idiakez no quiso arriesgar y retiró del terrano de juego a Verdasca, con amarilla, para dar entrada a Nieto.

Sin embargo, cuando todo parecía indicar que el Zaragoza se iría con su cuenta de goles en contra inmaculada, en el minuto 85 Martínez marcaría el primer gol de la historia del Rayo Majadahonda en LaLiga 1|2|3.

Con el 2-1 el cuadro blanquillo pasó los peores minutos de sufrimiento del partido. Los madrileños, dormidos gran parte del segundo tiempo tras su fulgurante arranque, acosaron la meta de un Cristian Álvarez que tuvo su primer pico de trabajo del curso. El Rayo apretó sabiendo que podía llevarse un botín de La Romareda, mientras que el Zaragoza se acordaba de todas las ocasiones que tiró por el sumidero.

Fue ahí cuando La Romareda tuvo que empezar a trabajar y en los últimos minutos empujó al equipo y asustó a un rival que sufrió en sus carnes a la afición blanquilla. Final del encuentro en un partido en el que se comenzó bien, en el que hubo exceso de relajación y que terminó con sufrimiento. Lo más importante: tres puntos para comenzar un año que tiene como meta el ascenso.