El Real Zaragoza dio una lección de fútbol en su último partido liguero. Lo normal es que el técnico dé continuidad a esa alineación que brilló en Oviedo. De hecho, hay pocas dudas en el entorno y en el seno interno del equipo. Pero por si acaso no estaba muy claro, el técnico vasco explicó ayer que "evidentemente, después de un 0-4, lo normal es que demos continuidad al equipo".
Cuando cosa funciona lo mejor es no tocarla. Esta simple teoría vital tiene su lógica en cualquier ámbito menos en el futbolístico. Con el balón de por medio todo es susceptible de ser cambiado. Pero hay muy pocas posibilidades de que Imanol Idiakez cambie algo del equipo que goleó hace una semana en el Tartiere.
Idiakez matizó su primera frase con respecto a la continuidad el once: "Hablo de repetir la misma idea. Esto no quiere decir que no cambie a algún jugador". Estas últimas palabras ya sonaron al juego del despiste. Todo hace indicar que habrá premio para esa alineación que goleó y brilló en el feudo ovetense.
Los héroes de Oviedo fueron la misma base que viene jugando desde el inicio. El cambio más claro estuvo en el centro del campo al pasar a Diogo Verdasca a la posición de central y dejarle a Javi Ros la manija del equipo. Álex Muñoz se fue al banquillo y debutó Alberto Zapater como volante por la derecha.
Los demás, los de siempre: Cristian solventó bien su trabajo en la portería; Benito, Grippo y Lasure estuvieron a un gran nivel; Igbekeme ha sido nombrado MVP de la jornada y el tridente de atacantes volvió a aportar goles, ocasiones, presión y trabajo defensivo.
Con estas premisas, no hay muchas dudas sobre el once inicial que dispondrá Idiakez el domingo en el estadio de los Juegos Mediterráneos.