Como viene siendo ya costumbre en las previas de los partidos del Real Zaragoza, la afición volvió a recibir al equipo en los aledaños de La Romareda. Otra jornada más el zaragocismo daba la bienvenida a sus jugadores para tratar de volver a la senda de la victoria en el encuentro ante el Tenerife.
Los aficionados se citaban casi dos horas antes de que comenzara el partido, a las 18:15h. En esta ocasión había mucha menos multitud que en otras ocasiones. Probablemente por la mala dinámica del equipo, pero, a pesar de ello, los que acudieron a la cita sacaron sus bufandas y afinaron sus gargantas para apoyar a los suyos.
Además, en el momento en el que bajaron del autobús, gran cantidad de aficionados acudieron a las vallas de seguridad para seguir animando a los jugadores del equipo blanquillo.
Al igual que en encuentros anteriores, al comienzo del choque, era la grada gol de pie la que animaba. Poco a poco iba incentivando al resto de la grada a animar a los elegidos por Idiakez en el día de hoy.
Los primeros pitos para el equipo procedentes de la grada llegaban sobre la media hora de juego. La grada de gol de pie respondía a esos pitos con un "menos pitar y más animar" y el ya famoso "Zaragoza nunca se rinde". Al pitido arbitral del descanso, se volvían a escuchar algunos tímidos silbidos.
Ya en la segunda mitad, y ante la visible mejoría de los pupilos de Idiakez, la afición seguía animando sin cesar. No se rendía la afición, que quería sumar los tres vitales puntos del día de hoy ante el club canario.
En la entrada de los últimos 15 minutos, la grada explotaba. La afición entonaba el ya sonado "Idiakez vete ya". Cántico que seguía sonando de forma tímida a pesar del tanto de Javi Ros en el minuto 88. Gritos que volvieron a sonar en el minuto 95, con el tanto del empate, que condenaba al Real Zaragoza y a su técnico.