Jorge Pombo venía de dos semanas consecutivas en el banquillo del Real Zaragoza. Venía de protagonizar una rajada tremenda ante su afición. Venía de apenas media hora de juego en dos semanas. De estar enjaulado. Pero Lucas Alcaraz se fue, y Víctor Fernández le devolvió a la titularidad. El nuevo técnico blanquillo le hizo volver a rugir.
El caso del 'Tigre' recuerda a otro de la mítica serie Campeones' más conocida como Óliver y Benji. Mark Lenders, uno de los jugadores con más talento de la academia Toho, fue apartado del equipo por su entrenador, debido a un acto de indisciplina. En la segunda temporada de la serie, el delantero japonés abandonó la academia y volvió para entrenar con su antiguo entrenador. Kozo Kira, un técnico con cierto gusto por las bebidas espirituosas (como Roberto Sedinho... no debe ser fácil ser entrenador en Japón, pues todos se amparan en la botella) le conocía desde pequeño.
Al observarle jugar en un partido de clasificación, su antiguo míster le espetó haber perdido la voracidad y el hambre. Le recriminó haber tenido piedad en un partido frente a Julian Ross, que acuciaba problemas de corazón. Su reproche fue que, al haberse acomodado en una academia y no tener que ayudar a su familia trabajando, había perdido la necesidad de jugar al fútbol para sacar a los suyos adelante.
Esto afectó mucho a Mark Lenders, que decidió emprender un nuevo camino junto a su antiguo entrenador. Ambos se marcharon a la playa, donde entrenaron con dureza contra el oleaje. Lenders recuperó el 'Tiro del Tigre', capaz de perforar redes, paredes e incluso olas de varios metros de altura. Plenamente recuperado de su carácter, volvió para competir en el torneo nacional junto a los suyos, pero el técnico le apartó. Aunque, eso sí, reapareció en el momento clave: en la final contra el New Team de Oliver Atom. Finalmente, ambos levantaron la bandera de campeones de Japón.
Algo así le ha ocurrido al 'Tigre' Pombo. Tras perder la titularidad con Lucas Alcaraz, quien fuera entrenador del Real Zaragoza en dos etapas lo recuperó para la causa. Tanto es así que, en su vuelta al once, cuajó un excelso partido. Además, anotó el gol del empate del Real Zaragoza cuando peor lo estaba pasando. 'El Tigre' volvió a rugir, volvió a levantar a su afición del asiento y volvió a ser decisivo para los suyos.
Al final del partido, Pombo no pudo contener sus emociones y rompió a llorar. Muchos sentimientos se entrecruzaron en ese momento. Alivio, liberación de la rabia contenida, deshacerse del estrés acumulado... El ciclo de derrotas se acabó, su situación personal cambió y la afición volvió a volcarse con un equipo al que nunca han dejado de lado. Y todo fue posible gracias al tiro y al rugido del 'Tigre'.