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Victoria extrema

Real Zaragoza - Extremadura
Fran Fuentes

El triunfo del Real Zaragoza fue algo que tocó todos los extremos. Esto, en el sentido más amplio y polisémico del concepto. El rival, el Extremadura, compartía (aún comparte) puesto en la zona caliente de la tabla. Por ello, la necesidad de ganar llegó hasta el límite. Extremo fue el sufrimiento durante el partido, pues fue necesaria una remontada a pesar de haber entrado francamente bien a él. Extremo fue el rugido de Pombo tras empatar la contienda y besarse el escudo. Extremo fue el golazo de Papunashvili. Y extrema, claro, fue la alegría de La Romareda tras una agónica victoria por 2-1.

Pero la victoria extrema fue mucho más allá. Porque en ella se dio una circunstancia que no se había dado antes. El Real Zaragoza salió a jugar con extremos, es decir, con jugadores puros en banda. La función era la de abrir el campo y dotar de espacios interiores a Pombo, Gual, Ros y compañía. Si bien es cierto que sus ocupantes fueron Alvaro Vázquez (delantero centro) y Raul Guti (interior creativo), cumplieron muy bien sus funciones.

En las anteriores disposiciones tácticas, tanto con Imanol Idiakez como con Lucas Alcaraz, el centro del campo solía embotellarse. Con el rombo, progresar por dentro era casi imposible, El equipo necesitaba en exceso a Benito y Lasure, al igual que con los tres centrales. Con este último sistema, el Zaragoza recuperaba muy abajo. Por ende, los delanteros estaban muy solos arriba.

Más espacio en zonas interiores

Con la suerte de 4-2-3-1 que fijó Víctor Fernández, el reparto espacial fue más coherente. Había espacio entre líneas para que Igbekeme saltara un escalón. También para que Pombo ofreciera alternativas como mediapunta en todo el frente de ataque. Además, Álvaro y Guti siempre fueron un apoyo por fuera cuando el ataque se atascaba. Y con Zapater incorporándose a medio campo desde el lateral derecho, el balance defensivo estaba bien cubierto.

Si algo se puede deducir de la llegada de Víctor Fernández es que él si va a apostar por un sistema con extremos. Era su primer partido, pero sus tres cambios fueron exteriores. Delmás entro para dar profundidad por derecha. Papu y Diego Aguirre, jugadores habilidosos y con regate, entraron para agitar el partido. Y vaya si lo hicieron, sobre todo el primero. el georgiano anotó, con un tremendo zurdazo a la escuadra, el gol del triunfo. De un triunfo extremo.

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