Los clubes de LaLiga 1|2|3 encaran las últimas horas del mercado invernal de fichajes. En él, el Real Zaragoza incorporará dos jugadores con los que lleva suspirando durante semanas como son los casos de Miguel Linares y Chechu Dorado. Una lista que podría no ser definitiva, ya que en el seno del equipo aragonés no se descartan más fichajes.
Y es que la llegada de Víctor Fernández ha supuesto un cambio de paradigma en el club aragonés. El técnico tiene claras cuáles son sus prioridades, que pasan por reforzar la parcela ofensiva, más allá de la llegada de Linares. El gran anhelo del entrenador es la posibilidad de contar con un jugador que pueda abrir el campo por banda derecha, diferente a las opciones con las que ya cuenta el equipo, como es el caso de Papu, un zurdo que juega por la derecha y que, por motivos obvios, tiende hacia el centro.
El principal problema para la dirección deportiva son las estrecheces económicas con las que se trabaja en este momento de la temporada. Tras la incorporación de Dorado y Linares, el margen de maniobra es escaso, ante los límites salariales impuestos desde LaLiga. Por tanto, las opciones que se barajen en las oficinas del Real Zaragoza deben contar no sólo con un atractivo desde el punto de vista deportivo, sino también a nivel salarial. Condicionantes que limitan notabilísimamente el margen de maniobra con el que cuenta el club blanquillo.
Más trabajo para Lalo Arantegui y su equipo de trabajo, que durante los últimos días han agilizado notablemente las operaciones que llevaban días enquistadas y que intentarán aprovechar las últimas horas del mercado para tratar de satisfacer los deseos del entrenador, que pese a la ausencia de refuerzos, ha sido capaz de revitalizar una plantilla que parecía desahuciada.