El Real Zaragoza ha comenzado a preparar el próximo compromiso liguero, que le llevará a visitar el Ánxo Carro de Lugo. Los aragoneses volvieron en la tarde del martes a la capital del Ebro y el viernes emprenderán de nuevo un largo viaje en autobús hacia tierras gallegas, donde volverán a jugar el próximo sábado.
Un capricho del calendario del que se ha quejado amargamente Víctor Fernández en sus dos últimas comparecencias y cuyo sentido se entiende todavía menos si se observa lo sucedido una semana antes, en la que el club blanquillo tuvo que esperar diez días, de viernes a lunes, para la disputa de su partido de LaLiga 1|2|3.
Una situación contra la que poco se puede hacer y que condiciona a los aragoneses, que están viviendo una auténtica plaga de lesiones durante las últimas semanas. A este respecto, el técnico blanquillo espera poder contar con al menos dos de los jugadores que se han perdido las últimas jornadas, como son Benito y Javi Ros. Aunque será difícil que incorpore alguno más.
Para aprovechar al máximo el tiempo con el que cuenta, el cuerpo técnico ha alargado ligeramente la semana, apurando el trabajo para sacar una sesión más de entrenamiento antes de viajar, por lo que serán tres y no las dos que se esperaban. Así, el Real Zaragoza trabajará miércoles, jueves y viernes; esta última sesión adelantada una hora a lo habitual, para poder partir sin problemas hacia tierras gallegas.
Una solución de urgencia para un problema que condiciona el próximo partido del equipo blanquillo, pese a que no puede servir e excusa ante el ya habitualmente cuestionable criterio que se mantiene a la hora de dictaminar los horarios. Un contratiempo que se debe superar con la ilusión de volver una semana después a La Romareda tras un trabajo bien hecho.