Los jugadores del Real Zaragoza tendrán que estar especialmente atentos al mediapunta de su rival, el Mallorca. Un Salva Sevilla que, a sus 35 años, disfruta del fútbol. El almeriense es la brújula de los bermellones, su principal activo en ataque, el que filtra pases imposibles y comanda el fútbol ofensivo. Unas cualidades que no le pasarán, ni le pasaron, inadvertidas a Víctor Fernández. De paladar fino y gusto exquisito, el técnico zaragozano ya se fijó en los encantos de Sevilla en el pasado. En concreto en 2010, cuando entrenaba al Real Betis y Salva la rompía en Salamanca. El mediapunta marcó once goles con los salmantinos y Víctor fracasó en su intento de ascender a Primera a los sevillanos. ¿Conclusión? Que Salva fichó por los del Villamarín y Víctor jamás pudo entrenar a esa joya.
"Me llamó, hablé varias veces con él y me convenció de la idea de ir al Betis...", ha afirmado Salva Sevilla. El deseo de fichar por los sevillanos no sólo fue por la dimensión del club, sino por las "ganas de que le dirigiera Víctor". El mediapunta no ha podido ser más claro: "Me quedó la espinita de que no me entrenara. Cómo habla, cómo transmite... me habría encantado". Y es que las cualidades de Sevilla, un artista de excelente golpeo de balón y fino olfato para descubrir espacios donde filtrar el balón, hubiera casado a la perfección con el gusto de Víctor Fernández.
Tras pasear su calidad por los campos de Primera división con el Real Betis y el Espanyol, Sevilla dio un gran paso atrás... para coger carrerilla. Aceptó el reto de fichar por el Mallorca de Segunda B para devolverlos al fútbol profesional y volver a los focos los dos, futbolista y club. La apuesta era arriesgada y de momento le está saliendo genial.