El Real Zaragoza comienza la preparación de su próximo encuentro liguero, en el que se verá las caras con el Alcorcón en La Romareda, y que dará inicio a tres semanas que pueden ser definitivas para el futuro inmediato del club, que de lograr buenos resultados podría dejar atrás definitivamente la amenaza del descenso.
Y es que el descenso sigue siendo aún a estas alturas de la competición, tras 33 partidos disputados, una amenaza real para el equipo aragonés, que se sitúa apenas a cinco puntos de la zona roja. Una situación a la que se ha llegado por múltiples y diversos factores, pero que en las últimas semanas se ha visto agudizada por la ausencia de resultados frente a los equipos más potentes de la competición.
Desde mitad de febrero, el Real Zaragoza se ha visto las caras con: Albacete (0-0), Osasuna (1-0), Granada (1-0), Mallorca (3-0) y Cádiz (3-3). Todos ellos equipos que o bien se situaban en puestos de promoción o bien estaban rondando las posiciones de privilegio. Duelos de la máxima dificultad en los que el conjunto blanquillo ha mostrado todas sus carencias, no únicamente en las últimas semanas, sino a lo largo de toda la temporada.
Llegan ahora tres semanas en las que los aragoneses tienen la oportunidad de dar un estirón definitivo a su puntuación con el fin de huir de la parte baja de la tabla. De forma consecutiva se asumirán los duelos ante Alcorcón en La Romareda, se sumarán los tres puntos del partido ante el Reus y se viajará a Córdoba. Partidos ante rivales directos en los que el Real Zaragoza se ha desenvuelto con mayor comodidad, también en las últimas semanas, en las que ha sumado por victorias los duelos ante Lugo (1-2), Elche (1-0) y Nàstic (3-0).
Tiempo para sumar de tres en tres y dejar atrás los fantasmas de una temporada plagada de problemas.