La Copa del Rey frente al Celta cumple 18 años

El 30 de junio se cumple el aniversario de uno de los acontecimientos marcados en rojo en la historia del Real Zaragoza. En la temporada 2000/2001, el conjunto blanquillo se alzaría campeón de la Copa del Rey tras imponerse al Celta de Vigo en la gran final, disputada en Sevilla. El Estadio de La Cartuja acogería la final entre dos equipos que disputarían una final de poder a poder, pero que se acabó decantando para el lado zaragocista.

Aquella fue una temporada difícil, que se complicó enseguida. Tras una campaña maravillosa con Txetxu Rojo en el banquillo, llegando a alcanzar el cuarto puesto de la tabla -quedando fuera de Champions por el triunfo del Real Madrid en la competición europea-, fue Juanma Lillo el que tomó las riendas del equipo. Una breve trayectoria la del técnico vasco en el Real Zaragoza que se torció tras con estrépito en Europa, frente al Wisla Cracovia.

Poco después sería Luis Costa, bombero habitual en los fuegos zaragocistas, el encargado de tratar de enderezar el rumbo de la temporada del Real Zaragoza. Misión compleja pero que se logró, llegando a ocupar una cómoda décima posición, pero que en las últimas jornadas puso en peligro la permanencia, que sólo se consiguió en la última jornada y precisamente frente al Celta (1-1).

Con la Liga vencida, todavía quedaba por delante la disputa de las semifinales y la final de Copa, a las que el Real Zaragoza accedía tras superar a Eibar, Beasain, Murcia y Racing de Santander. En semis esperaba el Atlético de Madrid, que contaba por entonces su tercer entrenador, Carlos García Cantarero, que había sido precedido por Zambrano y Marcos Alonso, en la primera de las dos temporadas que el conjunto rojiblanco viviría en la categoría de plata. Pese a estar en Segunda, los madrileños contaban con un equipo que conservó buena parte de los jugadores que habían consumado el descenso y no se lo pondrían nada fácil a los aragoneses. Sin embargo, los goles de Jamelli y Acuña en el Calderón supondrían la diferencia. Más si cabe teniendo en cuenta que los atléticos ganarían en La Romareda de Fagiani a la media hora, lo que dejaba al Real Zaragoza contra las cuerdas.

Una vez superada la prueba atlética, en el Estadio Olímpico de La Cartuja, esperaba el Celta de Vigo, campeón de la Intertoto el último verano y que tras alcanzar los cuartos de final en UEFA -eliminado por el FC Barcelona-, había vuelto a ganarse un puesto en competición europea al acabar en sexta posición en la Liga. Credenciales que convertían a los gallegos en favoritos, en un equipo con nombres destacados como los de Berizzo, Mostovoi, Karpin, McCarthy o Catanha y los exzaragocistas Gustavo López y Cáceres. En el banquillo, otro ex de los blanquillos, un Víctor Fernández que había capitaneado los máximos éxitos del Real Zaragoza traducidos en Copa y Recopa.

Pero el fútbol no sabe de favoritismos. Pese a que el partido se pondría cuesta arriba pronto con el tanto de Mostovoi en el minuto 4, el Real Zaragoza volvería a mostrarse como un equipo ganador. Xavi Aguado ponía la igualada con un testarazo impecable poco antes de la media hora de juego en lo que supondría un giro copernicano del encuentro. Al Celta le surgían los fantasmas de aquella Copa del 94 a la que había llegado también como favorito y que se llevó el equipo blanquillo en los penaltis. Precisamente desde los once metros pondría por delante Jamelli a los aragoneses tras una falta escandalosa de Berizzo sobre José Ignacio. La segunda parte sería una sucesión de contras zaragocistas ante un Celta volcado al ataque en busca del empate. Pero no llegaría la tranquilidad hasta el minuto 94, en la contra más torpe, con fallos sucesivos de la defensa y el portero y con voltereta de Yordi incluida, el delantero andaluz conseguía el 1-3 que sería definitivo.

Fue aquella una Copa que supo mejor por inesperada, al superar a un Celta que llegaba como equipo favorito y porque cerró una temporada llena de sinsabores que demostró, como siempre, que Zaragoza nunca se rinde.