No resulta extraño que unos amigos te enseñen las fotos y los vídeos de su viaje a Japón y que en el fondo aparezca Shinji Kagawa como reclamo publicitario en algún cartel de las avenidas más turísticas del país nipón. El jugador del Real Zaragoza es un símbolo en su tierra desde hace más de una década y las mejores firmas de cualquier índole comercial apuestan por su imagen para promocionarse. Acumula más de 15 patrocinadores privados entre los que destacan marcas deportivas muy prestigiosas, relojes de alta gama, diseñadores de videojuegos... Su paso por equipos de la talla del Manchester United o el Borussia Dortmund y sus grandes logros personales en esos equipos y en la selección japonesa sólo han hecho que acrecentar su fama.
Shinji Kagawa es mucho más que un futbolista. Episodios duros que ha sufrido en su vida han forjado su personalidad. El terremoto de Kobe y el atentado al autobús del Dortmund han potenciado sus ganas de disfrutar de la vida y de ayudar a los demás. Toda esa parafernalia que rodea su personaje no es incompatible con la humildad que desprende allá donde va, también en Zaragoza. Se hace acompañar por su inseparable amigo Tomono, que es a quien confía todas sus cuestiones más importantes. Además, se ha traído un fisioterapeuta y un cocinero, dos profesionales para que le ayuden a estar mejor preparado.
En su presentación como blanquillo ya se adivinó lo que es Kagawa en su país, con más de 15 medios acreditados para seguirla en directo y una televisión japonesa ha comprado los derechos de LaLiga Smartbank para poder seguir las evoluciones del zaragocista. Este apasionado de la gastronomía mundial y, por supuesto, de la española con el jamón y las paellas como alimentos favoritos, es un icono de máxima magnitud, aunque ello no le nubla la realidad que vivimos y no le atrofia su lado más solidario.
El pasado verano Shinji viajó hasta Tacoblan (Filipinas), la ciudad más importante de las Bisayas Orientales, pertenecientes a Filipinas. Allí Fundlife International y la Common Goal se dedican a ayudar a los más pequeños. Kagawa forma parte de la Common Goal una iniciativa creada por Juan Mata, por la que dona el 1% de su sueldo a actividades solidarias. Gracias a esta iniciativa, Shinji viajó a esta ciudad donde ayudó a niños que viven en situación de pobreza extrema y en barrios marginales. El '23' del Real Zaragoza habló, jugó y compartió muchos momentos con estos niños que sueñan algún día en convertirse en un jugador de talla mundial como lo es Kagawa.
El japonés quedó impactado al ver como vivían estos niños y a pesar de sus condiciones de vida tan extremas, no perdían en ningún momento su sonrisa. Como jugador asiático que juega en Europa, él es consciente de su impacto mediático, por lo que se ve en la obligación de representarles a toda Asia. Además, insta a más deportistas a que se unan al proyecto: "Cualquier deportista puede ayudar y hacer lo mismo que yo. Queremos que esta iniciativa siga expandiéndose hasta que se convierta en algo muy común".
La pasada campaña formó parte de una iniciativa de UNICEF por la que se donaron pastillas contra la malaria por cada victoria del Besiktas. Además, es uno de los padrinos del torneo Exile Cup, miembro fundador de la iniciativa “Health for Tomorrow” que pretende ayudar a mejorar la salud en países en vías de desarrollo y forma parte también del “Team-Smile” que sirvió para ayudar a las víctimas de varios terremotos sucedidos en Japón desde 2016. Es también uno de los tres embajadores con los que cuenta Japón en la fundación Laureus –junto a la tenista AI Sugiyama y el gimnasta, medallista olímpico, Kohei Uchimura–.
A los 12 años, Kagawa se fue a la academia FC Miyagi Barcelona (no tiene ninguna relación oficial con el Barça) para recibir un tratamiento y entrenamiento profesional. Allí empezó a ver vídeos de como jugaba Iniesta en el FC Barcelona y eso despertó su interés por el juego del español. Kagawa imitaba a Andrés para ser algún día como él. Esta escuela potenció su interés por el fútbol e influyó de forma decisiva en su carrera.
Tanto es así que afirmó en una entrevista lo que significó para él estar allí: "Me di cuenta que era lo quería hacer el resto de mi vida. Aprendí a patear tiros libres, tocar, moverme. Todo lo que ven de mí, lo aprendí allí". El consejo de sus entrenadores, su locura por el fútbol y los vídeos de Andrés Iniesta terminaron de forjar el sueño del japonés.
Además del fútbol, el nipón no esconde su interés por el baloncesto, en concreto por la NBA. Kagawa recuerda su infancia, jugando a este deporte y siguiendo los pasos de sus padres. Admite además que sigue la competición allá donde va y desea que aumente el número de deportistas japoneses, que como él, han trascendido las fronteras de su país de origen.
Una muestra de la importancia del futbolista como imagen del deporte japonés ante la llegada de la pretemporada de la NBA a país del sol naciente, donde jugarán los actuales campeones, Toronto, frente a Houston, disputando dos encuentros en Saitama. Una competición que cuenta también con un jugador nipón, Yuta Watanabe, que milita en las filas del Memphis. Todo ello a las puertas de los Juegos Olímpicos, que tendrán lugar el próximo verano.