Es habitual verle en la banda de La Romareda, siempre cerca de Víctor Fernández durante los partidos del Real Zaragoza. Actual delegado del equipo blanquillo, veinticinco años atrás recorría el costado derecho con el escudo del león en el pecho. Pieza fundamental para el técnico aragonés, entonces y ahora: Alberto Belsué.
El zaragozano recuerda con ElDesmarque Zaragoza la trayectoria que llevó al Real Zaragoza a levantar el título de la Recopa en 1995. Como sucediera con José Luis Loreto, Belsué también recuerda la confianza existente en realizar un buen torneo, “veníamos de hacer una liga muy importante siendo terceros, campeones de Copa, una Supercopa muy buena con el Barça y era afrontar cada eliminatoria como una más” y añade, “sabíamos que era un torneo muy corto que nos podía dar un éxito extraordinario”.
La primera eliminatoria enfrentó al Real Zaragoza con el Gloria Bistrita de Rumanía. De aquel encuentro recuerda Belsué a los militares, que durante el descanso salieron en formación a pisar el césped sobre el que se jugaba el partido. Recuerda también las escasas referencias con las que se contaba sobre los rivales, a diferencia de la actualidad, aunque sí que tenían informes sobre los jugadores internacionales, como un joven Henrik Larsson, que comenzaba por entonces su trayectoria en el Feyenoord neerlandés.
Aunque las dos primeras eliminatorias tuvieron que solventarse en Valencia debido a una sanción que pesaba sobre el Real Zaragoza, el estadio de La Romareda forjó parte de su leyenda en aquella competición, con noches mágicas como frente al Feyenoord o al Chelsea, “ya lo habíamos vivido, además de en los grandes triunfos contra el Barcelona o el Madrid, también en eliminatorias coperas”, y continúa “ver La Romareda enfervorizada para nosotros era darnos alas, como se demostró en el partido de ida de la semifinal. El meterle 3-0 al Chelsea te hace afrontar el partido de vuelta con mucha más tranquilidad”.
Alberto Belsué cuenta además con la particularidad de ser uno de los pocos canteranos de aquel equipo, por lo que vivió el triunfo de una forma muy especial, “el poder pasar a la historia de tu club con letras de oro”. Un encuentro que para el que fuera lateral, siempre estuvo de cara para el Real Zaragoza, “se demostró que contra un grande como el Arsenal estuvimos de tú a tú” y un final para la historia “al final se produjo de la manera cinematográfica más espectacular”. A partir de ahí, la locura, “un éxtasis total inimaginable” y añade que “sabíamos lo que nos íbamos a encontrar pero nos sobrepasó a todos”.