Aunque durante las últimas temporadas se haya perdido la costumbre, hubo un tiempo en el que los partidos entre el Real Racing y el Real Zaragoza eran todo un clásico de la Primera división. Partidos cargados de emoción y anécdotas, pocas tan recordadas como el incidente sucedido entre el árbitro Prados García y el portero local, Ceballos.
Hay que remontarse en esta ocasión a la temporada 1999/2000. El Real Zaragoza de Txetxu Rojo luchaba entonces por el título liguero y llegaba a El Sardinero en la jornada 28, como cuarto en la tabla, apenas a cinco puntos del líder, el RC Deportivo. Era la segunda vez que visitaba los Campos de Sport, pues ya había eliminado al Racing en dieciseisavos de final de la Copa del Rey.
El partido transcurría con normalidad. El Racing se había adelantado al cuarto de hora con un gol de Munitis. Sin embargo, la expulsión en el minuto 77 de Espina iniciaría la deriva del encuentro. Tres minutos después aparecería Yordi, que apenas llevaba diez en el campo, para anotar el tanto del empate. Un gol de rebote con la cabeza, protestado airadamente por los locales.
Tanto es así, que durante las protestas se montó un tumulto alrededor del árbitro. Varios jugadores cántabros rodearon al árbitro andaluz José Luis Prados García, hasta que en un momento dado, el portero local, José María Ceballos, chocó con el colegiado, que al notar el contacto, se fue al suelo. Una imagen más propia de un delantero que del árbitro de la contienda, pero que le costó la expulsión al guardameta.
Con dos jugadores menos trató de aguantar el Racing de Santander los últimos diez minutos, pero volvería a ser Yordi el que lograría el tanto de la victoria para el Real Zaragoza superando al joven Dani Roiz al borde del minuto 90. Tres puntos que le servían a los aragoneses para continuar en la lucha por el título, en la que llegarían hasta la última jornada, finalizando cuartos en la tabla de aquella temporada.
La peor de las consecuencias de aquel encuentro fue para Ceballos. El portero del Racing de Santander fue sancionado con 12 partidos por, según el acta, "protestar y empujar en el pecho al asistente", a lo que el árbitro añadía que "Se abalanzó sobre mí empujándome con el pecho y lanzándome al suelo, recibiendo yo un golpe en la nariz". Y así fue como, aquel Racing-Real Zaragoza, pasó a formar parte de la historia del fútbol español.