Pese a que no ha alcanzado el rendimiento que se esperaba, la afición del Real Zaragoza todavía guarda la esperanza de que Shinji Kagawa pueda tener un papel definitivo en la recta final de la competición para lograr el ascenso de categoría. Un deseo que reside especialmente en el recuerdo de sus grandes noches con equipos como el Borussia Dortmund o el Manchester United.
Y es que Kagawa llegó a la capital del Ebro con la vitola de ser uno de esos fichajes que, además de contar una tremenda repercusión mediática, debía ser también el salto de calidad para un equipo que quería meterse en la pelea por el ascenso de categoría. Un movimiento de mercado en el que, según explica en una extensa entrevista en The Athletic, tuvo mucho que ver Jürgen Klopp.
Fue en septiembre de 2018 cuando Klopp y Kagawa se reencontraron, en el partido de homenaje al guardameta Roman Weidenfeller. Fue entonces cuando el que había sido técnico del japonés en el Dortmund le abrió los ojos, en palabras de Kagawa, “dijo que no estaba jugando suficiente en el Dortmund” y añadió “me dijo que mi estilo sería apropiado para España. Le dije que siempre había querido jugar allí”.
Pese a las palabras de Klopp, no acabaron ahí las dudas de Shinji Kagawa, que no veía clara la opción de jugar en Segunda división "Mi pensamiento inicial fue '¿Quiero jugar en la Segunda división? Todavía no tenía 30. O ir a la Primera división en otro país. Quería jugar al fútbol al más alto nivel posible. Hablé con varios jugadores, algunos que habían jugado en España, que dijeron que el nivel en la Segunda división de España era más alto que la primera división en la mayoría de los otros países. Pero no había pensado en jugar fútbol de Segunda división en ningún lado".
Una vez aceptada la opción de jugar en el Real Zaragoza, entonces sí, desaparecieron todas las dudas, “Zaragoza es un club de Primera división jugando en Segunda. Tiene un gran estadio y afición.Son ambiciosos también; quieren volver a la división superior. Ander Herrera es un gran seguidor. ¡Dijo que quería comprar una camisa con mi nombre!”.
Una decisión que Kagawa siente como correcta ahora que ha pasado el tiempo y, de alguna manera, sirve para cumplir su viejo deseo “siempre había querido estar aquí”.