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Un zaragocista en el crucero de nunca acabar

Enrique Serrano

El pasado 8 de marzo, el Real Zaragoza conseguía vencer con un golazo de Luis Suárez 'in extremis' en La Rosaleda (0-1), días después, un virus paralizaría el mundo entero. Este es el último recuerdo reciente que queda en la memoria de los zaragocistas, y en concreto, en la de José Luis, un zaragozano de nacimiento, que nunca olvidará aquel partido por lo que vendría unos días más tarde. Este zaragocista viajaba con su mujer por el mundo en el crucero Costa Deliziosa, y la crisis del coronavirus les pilló en mitad de la travesía, por lo que han tenido que vivir confinados en altar mar durante 37 días, una pesadilla que finalmente ha llegado a su fin.

Zaragozano de nacimiento, pero malagueño -lleva toda su vida en Málaga- quiere lo mejor para ambos equipos, los cuales le regalaron el último recuerdo futbolístico antes de que su odisea estallara irremisiblemente. "Ese día estábamos por Australia, lo seguí a través de vosotros y cuando llegué a puerto vi el resumen", recuerda.

Rememora que el gol del colombiano "fue un fallo raro en defensa" y que "antes el Málaga pudo haber marcado". Sin embargo, José Luis confía en el conjunto zaragocista y desea que este año pueda ser finalmente el del ascenso: "Yo veo los partidos de los dos. El Málaga tiene buenos jugadores y se salvará seguro y ojalá también celebre el ascenso del Zaragoza", expresa.

Este pasado lunes atracaron en el puerto de Barcelona después de recibir noes en otras ciudades como Venecia o Marsella. No les ha faltado de nada, eso es cierto, ni tampoco han tenido que lamentar ningún caso de coronavirus dentro del barco. Desde el 14 de marzo hasta este lunes el Costa Deliziosa sólo se ha detenido en puertos de medio mundo -Australia, Omán, Italia- para reponer combustible y víveres. Nada más. "Salíamos de los camarotes, pero era una cuarentena de facto por si alguna persona había estado en contacto con un positivo", detalla José Luis. Las noticias llegaban por la comunicación de la compañía pero, sobre todo, de lo que olisqueaban en internet: "Antes de llegar a los países sabíamos que no nos dejarían entrar".

Después de 37 días confinado en el mar, José Luis tiene ganas de muchas cosas. Algunas, las más cotidianas del mundo. Saber que su familia está bien es el mejor de los regalos y, a partir de ahí, cualquier paso hacia la normalidad será bien recibido. También que la pelota vuelva a rodar será un punto de inflexión para alguien que, mientras daba la vuelta al mundo con su esposa sin saber la odisea que le quedaba por delante, buscaba el resquicio de las ondas de internet para enterarse de cómo había quedado un Málaga-Zaragoza.

José Luis y Carmen, una pareja malagueña que ha pasado 37 días confinada en un crucero.

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