Desde LaLiga comienza a trabajarse en la vuelta a una cierta normalidad en el mundo del fútbol. Normalidad que incluye, eso sí, rigurosos protocolos sanitarios que tratarán de evitar el contagio del coronavirus, lo que supone, entre otras cosas, jugar a puerta cerrada. Una situación extraña que, al margen de las consecuencias deportivas, dejará un agujero en las arcas de los clubes, como es el caso del Real Zaragoza.
De hecho, el conjunto aragonés será uno de los más perjudicados por la aplicación de la medida, de la que ya se mostró en contra antes del estado de alarma y a la que no quedará más remedio que adaptarse en la actualidad. Y es que el estadio de La Romareda es, sin duda, el que mejores registros de asistencia promedia durante la temporada en LaLiga SmartBank, superando también a un buen número de equipos de LaLiga Santander, por lo que supone un factor diferencial respecto a sus rivales.
A nivel de números, se estima que la pérdida económica que puede dejar la finalización de la competición o la conclusión jugando a puerta cerrada podría alcanzar el 25%. Una situación de extrema gravedad para el Real Zaragoza, como así indican las cifras de negocio del club blanquillo. Y es que, únicamente de socios y abonados, los aragoneses suman 4,3 millones de euros, algo más del 25% del total, que supera los 16 millones según el informe presentado en junio de 2019. Una partida que queda únicamente por detrás de los ingresos por retransmisiones televisivas, que se eleva hasta los 8,7 millones y muy por encima de ingresos por publicidad (2,4 millones) o por competiciones (713.195).
Cifras a las que habría que sumar otro tipo de ingresos relacionados con el día de partido, como los derivados de las ventas de la tienda oficial o de los bares de La Romareda. Una problemática que obligará a repensar las cuentas del club durante los próximos meses y que bien podría extenderse si se decide finalmente jugar sin público hasta la llegada de 2021.