El Real Zaragoza anunciaba la continuidad de la marca Adidas como proveedor oficial del club. Un acuerdo sellado apenas días antes de que se celebre el 25 aniversario de la consecución de la Recopa, una efeméride que conlleva también la emisión de una camiseta conmemorativa en recuerdo al modelo de Puma con el que se alcanzó el logro en 1995.
Una cuestión que no pasaría de ser una simple anécdota de no tratarse precisamente de esas dos marcas comerciales, protagonistas de la que se considera como una de las rivalidades deportivas más importantes de la historia y que está protagonizada por dos hermanos, Adolf y Rudolf Dassler.
Hay que remontarse hasta el inicio del siglo XX y a la localidad bávara de Herzogenaurach para hallar el inicio de esta historia. Un pequeño pueblo con tradición en la industria del calzado que, como todo el país, quedaría marcado por el inicio de la Gran Guerra. Un conflicto en el que se vieron obligados a combatir tres de los cuatro hermanos Dassler: Fritz, Rudolf y el pequeño, Adolf.
Tras sobrevivir al conflicto, Herzogenaurach se sumió en la crisis económica que obligó a la familia a reinventarse. Así, Adolf decidió montar un taller de zapatería en el cobertizo en el que antes de la guerra su madre y su hermana ejercían como lavanderas. Aunque se inició vendiendo zapatos a sus vecinos, pronto iniciaría la producción de calzado deportivo, la gran pasión de Adolf.
En el negocio se involucró toda la familia y, mientras Adi se encargaba del diseño, su hermano Rudi se encargaría de la parte comercial, aprovechando su capacidad para vender todo lo que producía su hermano. Sin embargo, pronto llegarían los años 30 y con ellos el ascenso del nazismo, que los Dassler vieron como una oportunidad para seguir aumentando su negocio. Una expansión que les obligó incluso a trasladar la producción a fábricas más grandes.
El primer gran conflicto entre el negocio el nazismo llegó en 1936. En los Juegos Olímpicos organizados para gloria de Adolf Hitler y su ideal de supremacía aria, el gran protagonista sería un atleta de raza negra, Jesse Owen, que consiguió cuatro medallas de oro calzando las zapatillas que le había conseguido realizar a medida Adolf Dassler.
Con el crecimiento de la empresa aumentaron los roces entre hermanos, acrecentados además por la convivencia familiar en la mansión compartida. Dos visiones diferentes para el negocio que chocaban constantemente. Una fractura que acabó por cristalizar con el inicio de la Segunda Guerra Mundial y el llamamiento a filas de ambos. Mientras Rudolf permanecía en el ejército, Adolf fue liberado después de tres meses para abastecer al ejército de calzado.
Reconvertida en manufactura de armamento, la fábrica se salvó de la demolición con la entrada de los Aliados después de saber que había sido precisamente allí donde se habían confeccionado las zapatillas de Owens. Sin embargo, con el final de la guerra la fractura entre los hermanos era ya irreconciliable y la Gebrüder Dassler Schuhfabrik se partió en dos. Por una parte quedaría la porción de Adi, que tomaría el nombre de su fundador, Adidas (Adi Dassler) y, por otra, la de Rudi, que en un primer momento se llamaría Ruda (Rudi Dassler), aunque pronto cambiaría su nombre al de Puma. Incluso los trabajadores tuvieron que dividirse, marchando la parte comercial con Rudolf y la de fábrica con Adi. Una lucha interna que se llegó a trasladar al pueblo en su conjunto, sabedores de quien trabajaba en una de las fábricas nunca podría hacerlo en la otra, llegando incluso al punto de verse con malos ojos los matrimonios entre trabajadores de ambas marcas.
El conflicto siguió enquistado a lo largo de los años, llegando incluso a sus descendientes años más tarde. La rivalidad se hacía patente cada vez que llegaban los Juegos Olímpicos y ambas marcas querían ser proveedores de los mejores atletas del momento. Supuso incluso un problema añadido a la contratación de Lothar Matthäus por el Bayern Múnich. El futbolista, nacido en Herzogenaurach temía por el trabajo de su familia, que formaba parte de la fábrica de Puma, si cambiaba de proveedor al fichar por su nuevo equipo, vestido por Adidas. Finalmente se consiguió un acuerdo que le permitió continuar usando sus botas Puma.
La paz entre ambas instituciones no llegaría hasta el año 2009, en que integrantes de ambas fábricas disputaron un partido amistoso de fútbol. Lo hicieron además entremezclados, como gesto con el que dar final a una rivalidad de décadas. Fue el 21 de septiembre, Día Mundial de la No Violencia, cuando ambas marcas firmaron la paz. Y ahora, una década más tarde, sus caminos se entrelazan para celebrar el mayor de los éxitos de la historia del Real Zaragoza, la consecución de la Recopa de 1995.