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Aguado: "La Recopa, más que un partido, fue un acontecimiento social"

Enrique Pérez (EFE)

El exjugador del Real Zaragoza Xavi Aguado ha declarado que la final de la Recopa en París, en la que su equipo se impuso 2-1 al Arsenal inglés con el mítico gol de Nayim, y de la que este domingo se cumplen 25 años, fue, más que un partido, un acontecimiento social.

"Ese equipo consiguió que la gente se sintiera partícipe, viera ese partido y lo celebrara. He conocido personas que me han dicho que no les gustaba el fútbol y que lo vieron y se sentían representados e identificados con el equipo. Todas lo recuerdan con un gran cariño", ha señalado en una entrevista concedida a EFE.

El jugador con más partidos oficiales en la historia del club aragonés recuerda que todavía hay personas que le paran por la calle y le explican qué hacían aquel día.

"Lo tengo grabado a fuego porque no recuerdo ninguna final europea que hubiera acabado así. No se verá un gol como ese en la vida por lo que significó y por su espectacularidad", subraya. El central del conjunto maño explica que tras aquel tanto estaba todo el equipo "en shock, en una burbuja porque parecía que no era real".

Igualmente ha desvelado que en el vestuario decían que con el paso de los años ese triunfo iba a tener "más valor y trascendencia". "Cada año que pasa, y más viendo la situación del fútbol español y europeo actual, lograrlo ahora es una cosa muy complicada", asegura.

El defensa zaragocista apunta que a pesar de haber disputado anteriormente dos finales coperas (Real Madrid y Celta) se dieron cuenta de lo que era una europea cuando llegaron al Parque de los Príncipes y vieron el ambiente que había ya fuera: "Te das cuenta de que tiene una trascendencia brutal".

"La responsabilidad era absoluta. Cuando entramos al campo vimos que ya había gente en la grada, nos fuimos al vestuario y nos dijimos que no podíamos desilusionar a la gente", comenta.

Del encuentro apunta que pudieron ganarlo en el tiempo reglamentario porque el conjunto aragonés fue mejor pero que hubo que acudir a la prórroga. "Cuando empezó el partido no entramos bien. Ellos intentaron amedrentarnos con juego brusco y entradas fuertes y no tuvimos continuidad en nuestra mejor faceta que era tener la pelota. En la segunda parte tuvimos más estabilidad a nivel emocional y se vio la mejor versión del Real Zaragoza con la pelota", analiza.

De la misma forma añade que el Arsenal empezó a sufrir y parecía que el partido caería del lado 'blanquillo' tras el gol de Juan Eduardo Esnaider pero que el equipo londinense empató en una jugada aislada. "Aún así tuvimos opciones para ganar antes de la prórroga y en ésta también con un poste a un remate mío. Se podía haber acabado antes pero tuvo un final glorioso", ha destacado.

Pocos minutos antes al zaguero se le pasó por la cabeza lo complicado que podía ser llegar a las penas máximas porque en semifinales, y en la eliminatoria contra la Sampdoria italiana, el portero del Arsenal, David Seaman, había parado "dos o tres penaltis". A pesar de esto le dio tranquilidad pensar que el equipo maño tenía sobre el césped a sus mejores especialistas en aquel momento y que incluso Víctor Fernández dio entrada a Geli, otro experto desde los once metros.

Sin embargo, la genialidad de Nayim abortó dichos lanzamientos y provocó el delirio en todos los zaragocistas: "El recorrido del balón por el aire se me hizo largo y no tuve la constancia de que fuera gol hasta que nuestro público, que estaba detrás de esa portería, empezó a gritar".

"A todos nos pasó lo mismo, no dio la sensación de que fuera gol porque vimos que Seaman la tocó con la mano y parecía que la podía despejar hasta que llegó el grito de nuestros aficionados. Ahí hubo un momento de locura en el que piensas que es un sueño y tuvimos la fortuna de poder celebrarlo", recuerda.

Tras la celebración del tanto, Aguado le preguntó al cuarto árbitro que cuánto quedaba para la conclusión porque en el marcador del estadio el cronómetro no marcaba el tiempo disputado: "El colegiado me dijo 'finish' que es la mejor palabra que he escuchado en mi vida".

Y tras el pitido final llegó la alegría definitiva y la celebración con la afición con el recuerdo al desaparecido Sergi López que era el director de orquesta de los cánticos de los aficionados maños. "Se sabía todas las canciones que cantaban nuestros aficionados", comenta el zaguero zaragocista que, como todos sus compañeros, no puede olvidar el recibimiento de la ciudad durante todo el recorrido desde el aeropuerto hasta una Plaza del Pilar abarrotada.

"Cuando llegamos a la calle Alfonso, por la que se accedía entonces a la plaza, no podíamos pasar del gentío que había. Se me puso la carne de gallina porque me di cuenta de que no hay mayor satisfacción que ver que has hecho feliz a tanta gente", expresa con orgullo.

Y, una vez en el balcón del Ayuntamiento, tampoco olvidará a la gente agolpada, incluso en las calles de acceso porque no podía acceder a la Plaza del Pilar. A pesar de ello, y aunque no podían verles en el balcón, siguieron allí la fiesta.

"Fue una explosión de júbilo de nuevo con Sergi López como director de los coros de los aficionados. En un momento dado pidió que todos extendieran sus bufandas y jamás se me olvidará aquello. Esa imagen la tengo grabada en la cabeza, un manto, un mar azul y blanco que era un espectáculo paisajístico tremendo. Tengo fotos de aquello maravillosas", evoca.

Para el jugador nacido en Badalona (Barcelona) la unión en el vestuario fue fundamental para conseguir los éxitos que logró porque eran "una familia".

"Salíamos a cenar todos juntos con nuestras mujeres, no había ni titulares ni suplentes y la camaradería entre el grupo posibilitó esa continuidad. Además, éramos deportistas con mucha hambre, ansias y ambición de conseguir algo. Nos pilló en nuestro crecimiento futbolístico que culminó en París", finaliza Aguado.

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