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El vestuario escenificó su unión frente al Fuenlabrada

Expandir v
D.M.

Mucho se habló durante las últimas semanas de la unidad en el vestuario del Real Zaragoza y la necesidad de sumar efectivos a la causa. Dudas que los futbolistas quisieron disipar con la victoria ante el Fuenlabrada y la posterior celebración, en el que el equipo volvió a ser una piña.

Frente a las declaraciones de Guitián tras caer ante el Rayo en las que indicaba que “con 12 o 13 jugadores no es posible salir de esto”, las de otro peso pesado del vestuario como Cristian Álvarez que indicaba que “el vestuario no está dividido para nada”. Y ante las dudas generadas por las palabras de unos y otros, nada mejor que los hechos.

Así, el equipo se mostró unido ante el Fuenlabrada, un encuentro que se ganó, entre otras cosas, por la solidez defensiva mostrada. Con Javi Ros ejerciendo como capitán, alentando a sus compañeros tras cada jugada positiva, tanto en ataque como en defensa. Y muy destacable el abrazo entre Narváez e Iván Martínez tras el gol del colombiano, un soplo de vida al entrenador, acuciado por los malos resultados.

Al final, la victoria. Una explosión de alegría sobre el césped con la piña entre los futbolistas que acabaron el partido y a la que se unieron, a la carrera, el resto de integrantes de la convocatoria bajando desde la grada. Un lugar en el que se vivieron los últimos minutos de encuentro en tensión, con los futbolistas de pie entre protestas y celebraciones hasta el pitido final. Una muestra de unión que será muy necesaria para retomar el rumbo de un equipo que, por momentos, vuelve a respirar.

El banquillo del Real Zaragoza vivió intensamente los minutos finales (Foto: Daniel Marzo).

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