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JIM y la necesaria adaptación al fútbol vacío

D.M.

Hace poco más de un año daba comienzo esta pesadilla que se ha dado en conocer como pandemia por el coronavirus. Por entonces, el Real Zaragoza disfrutaba de un lugar de privilegio en la tabla tras vencer en Málaga y ponía todas sus esperanzas en lograr el ansiado ascenso, que parecía estar encarrilado.

Después de aquel encuentro en La Rosaleda ya nada sería igual. Semanas de aislamiento para evitar la propagación de la COVID-19 y un regreso tardío a la competición para jugar a algo similar a lo que había sido el fútbol hasta entonces. Cambiaron las normas, que permitían más cambios; se añadió la ausencia de Luis Suárez y, con las gradas vacías, el Real Zaragoza se hundió hasta el irremediable adiós en la promoción frente al Elche.

Durante semanas, una de las palabras más repetidas por aquellos que pasaron por los micrófonos del club fue: adaptación. Era la clave para conseguir mantener el nivel exhibido con anterioridad. Adaptación a una nueva realidad, distinta a la anterior, que amenazaba con llevarse por delante todo lo construido, no sin dificultad, durante prácticamente ocho meses.

Una adaptación que no llegó con Víctor Fernández. El aragonés vio cómo se le venía abajo el equipo y no fue capaz de reaccionar. A sus mandos, 13 partidos disputados, con un balance de únicamente 3 victorias, 2 empate y 8 derrotas. Tampoco lo logró Rubén Baraja, al que el Real Zaragoza se le hizo demasiado grande. En 10 partidos sólo logró 2 victorias y añadió tantos empates como derrotas, 4. El último intento fue de Iván Martínez, al que sobrepasó la situación. En 8 encuentros, 7 derrotas y un único triunfo.

Al fin, parece que la normalidad ha llegado con JIM. El alicantino ha dotado al equipo de nuevas armas pero, sobre todo, ha conseguido devolver la confianza a los futbolistas desde su posición de viejo sabio del fútbol. No sin dificultad, la adaptación ha llegado finalmente al Real Zaragoza, precisamente ahora que se ve con esperanza el regreso del público a las gradas. Con él, los números son normales, incluso buenos, pese a tantos condicionantes. En 10 partidos ha logrado 5 victorias, 2 empates y 3 derrotas. Números notables pero que apenas son muestra de la definitiva adaptación y que deben servir, como mal menor, para seguir luchando hasta el final de la campaña para evitar el descenso.

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