El Real Zaragoza volverá al refugio en el que se ha convertido el estadio municipal de La Romareda tras la derrota frente al Rayo Vallecano. Los aragoneses confían en su fortaleza como local para tratar de apuntalar la salvación, para la que necesitan todavía un buen puñado de puntos.
Hasta la fecha, el equipo aragonés se ha convertido en un conjunto solvente cuando juega en su propio estadio. Especialmente desde la llegada al banquillo de Juan Ignacio Martínez, que cuenta sus partidos en el coliseo zaragozano por victorias, con la salvedad del traspiés frente al Alcorcón.
Lo cierto es que la fortaleza del Real Zaragoza en su propio estadio se va a poner en cuestión de cara a lo que resta de temporada. La dificultad de los rivales que pasarán por La Romareda va a aumentar durante las próximas semanas y la exigencia será máxima. Comenzando por el próximo lunes, en que llegará el Mirandés, en posiciones cercanas a la promoción por el ascenso. Después un rival directo por evitar el descenso como el Cartagena. Más tarde tres de los gallitos de la competición: Almería, Sporting y Espanyol. El penúltimo será otro candidato al descenso, el Castellón. La temporada se cerrará con otro de los importantes de LaLiga SmartBank, el Leganés.
Un calendario especialmente duro que supone una amenaza para los intereses del Real Zaragoza que, o bien es capaz de mantener su fortaleza como local frente a cualquiera que sea el rival que se presente delante, o logra mejorar su rendimiento lejos de casa. En caso contrario, la amenaza del descenso se puede convertir en una realidad.