Muchos han sido los días que han tenido que esperar para estar junto a su equipo, pero por fin ha llegado. La afición del Real Zaragoza, aunque en menor número de lo esperado, pudo estar junto a su equipo en esta primera jornada de LaLiga Santander. Un síntoma más de que lo peor de la pandemia ya pasó y que poco a poco la normalidad vuelve a reinar.
Por desgracia, la afición blanquilla que se dio cita en La Romareda se marchó a casa con el sabor agridulce del empate sin goles, de no poder cantar ni un solo gol en esa vuelta a las gradas. Sin embargo, muchos serán los que duerman algo más felices después de poder estar ahí, al lado de su equipo y en su banca de cada temporada.
Las gradas de La Romareda fueron, a buen seguro, lo mejor de una noche en la que faltó fútbol, ocasiones y ritmo, típico de un partido de inicios de competición y en el que también hizo mella el tremendo calor que azotó la ciudad aragonesa.
El ritmo se fue perdiendo con el paso de los minutos, pero las gradas mostraron ese calor propio del que vuelve a un lugar querido después de mucho tiempo. Porque así fue y porque todo esperan que con el paso de las semanas, esas gradas alberguen más y más espectadores en lo que a buen seguro será una gran noticia para el mundo del fútbol.