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Javi Ros: el héroe del derbi condenado al ostracismo

D.M.

En la semana del derbi aragonés entre el Real Zaragoza y la SD Huesca es fácil echar la mirada atrás para recordar los precedentes. Algunos con un significado especial, como el disputado en La Romareda en la temporada 2017/18, en la que ambos equipos lucharon por el ascenso.

Aquella fue la campaña en la que el equipo blanquillo estuvo liderado por Natxo González y, también, en la que el equipo altoaragonés logró, por primera vez, el ascenso a LaLiga Santander. Sin embargo, el duelo disputado en el coliseo zaragozano, correspondiente a la jornada 34, cayó del lado del Real Zaragoza gracias a un solitario gol de Javi Ros.

El futbolista navarro era por entonces uno de los hombres importantes de Natxo González y, a lo largo de las temporadas, su figura se fue consolidando, convirtiéndose en un fijo en las alineaciones de los distintos entrenadores y capitán del equipo. Pero todo cambió tras la grave lesión de rodilla sufrida la pasada campaña.

Javi Ros: lesión y ostracismo

Hay que remontarse hasta el 13 de diciembre de 2020 para encontrar la última vez en que Javi Ros vistió la elástica blanquilla. En aquel encuentro frente al Sporting de Gijón disputó poco más de media hora. Tras sentir molestias en la rodilla, no sería hasta febrero cuando se operaría de una rotura de menisco.

Pese a su vuelta al grupo en el mes de abril de 2021, Javi Ros no ha entrado en los planes de Juan Ignacio Martínez y su salida del club estuvo sobre la mesa durante el pasado verano. Siendo el deseo de Javi Ros el de continuar ligado al Real Zaragoza, su situación actual es complicada, fuera de las convocatorias y a la espera de una oportunidad que, por el momento, parece difícil que pueda llegar.

Javi Ros en un entrenamiento del Real Zaragoza (Foto: Daniel Marzo). 

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  1. Francho

    De eso hace casi 4 años, ya ha llovido desde entonces. Ros ya sabía lo qué había, tiene a 8 o 9 compañeros por delante de él. En Enero tendrá que salir o seguir devaluandose cómo jugador por seguir cobrando su contrato. Hay que saber cuál es el momento de marcharse. Es absurdo insistir en estar en un sitio donde ya no se te quiere. Es ya una cuestión de dignidad.