El 23 de febrero de 2020 el Real Zaragoza conseguía ganar al Deportivo por 3-1 en el estadio de La Romareda. Un partido importante a nivel clasificatorio, pero con unas implicaciones que ninguno de los asistentes al encuentro podía imaginar.
Apenas unas semanas después se ganaba también en Málaga para alcanzar posiciones de ascenso directo a LaLiga Santander en el que sería el último partido antes del confinamiento. La COVID-19 iba a cambiar todos y cada uno de los aspectos de nuestras vidas y el fútbol no iba a ser una excepción.
Tres meses después volvía la actividad, pero lo hacía con los campos cerrados, renunciando a la esencia del fútbol, pues como decía entonces Víctor Fernández, sin púbico “es otra cosa”. Con el tiempo, poco a poco, se ha ido recuperando una cierta normalidad. Primero fueron los aforos restringidos, entre el 50% y el 75%, para llegar finalmente al 100% actual.
Ahora, dos años después, el estadio de La Romareda podrá, al fin, recuperar la normalidad. Como anunciaba el Real Zaragoza, el próximo encuentro, ante el Burgos, se hará con aforo completo y sin la obligatoriedad de portar mascarilla (aunque siga siendo recomendada). Un paso más hacia la recurrente nueva normalidad.