Real Zaragoza y UD Las Palmas firmaron un vibrante empate en La Romareda después de que Viera, de penalti, empatara el tanto inicial de Bebé. El conjunto aragonés fue ampliamente superior en el segundo acto, pero Milla Alvéndiz señaló una dudosa pena máxima a favor de los canarios que limitó a los blanquillos. Los de Escribá suman un punto, alcanzan los 49 y se sitúan en la decimotercera posición.
El canterano zaragocista, en su partido número 100 con la elástica blanquilla, mejoró notabilísimamente al Real Zaragoza en cada contacto con el esférico. Situó en campo rival a los de Escribá, aportó dinamismo fluidez y progresión y, sin balón, contuvo las embestidas de una segunda línea canaria repleta de talento. Francho Serrano creció con el paso de los minutos y el conjunto aragonés encontró en él el empuje que perdió con la lesión de Simeone. Su rigor cambió el partido. Absolutamente diferencial.
Tenía todos los condicionantes para hacerlo -por la calidad a raudales que posee la UD-, pero el Real Zaragoza no se desajustó defensivamente en ningún momento. Ajustó el carril interior con las ayudas permanentes de Grau y Francho, Jair lideró el juego área y Nieto y Gámez, pese a que lidiaron con los máximos exponentes de los de García Pimienta en el partido, salieron vencedores de sus duelos individuales. Cristian, además, decidió como de costumbre con una parada antológica a Sandro Ramírez al filo del descanso.
Se rompió Simeone en la primera parte y cortó las alas de un Real Zaragoza que dañó al espacio mientras estuvo en el terreno de juego. Su lesión ensució el partido de Azón que, en su versión más autosuficiente, no logró marcar diferencias. Puche salió en su lugar y el compromiso no faltó. Le costó encajar el golpe al conjunto aragonés, pero lo hizo y aún sin el máximo artillero logró facturar.
El Real Zaragoza encontró una mina de oro en las transiciones y, a partir de ahí, modificó el guion de su partido. Precisamente, con un contragolpe sobresaliente repleto de orden, precisión y maldad los de Escribá abrieron el marcador. Gámez le robó la cartera a Sandro, Francho lo proyectó y el lateral, con resbalón mediante de Lemos, asistió al lisboeta, que fusiló de zurda a Vallés.
Hace tiempo que tendríamos que pensar que los árbitros son muñecos perfectamente teledirigidos desde altas esferas. Quien sigue pensando que un árbitro es imparcial o que no está sobornado por unos o por otros? En el fútbol hay demasiados intereses económicos que han hecho perder la verdadera esencia de este deporte! Con el partidazo que se vio por ambos equipos, alguien se pregunta que pintaba semejante desgraciado en mitad de este partido?
Este partido hace tres meses lo hubiesemos perdido. El equipo compite muy bien y lo ha hecho, en mi opinión con el mejor equipo que ha pasado por la Romareda. El tema del árbitro, sin entrar en el penalty, que creo que fue, es de traca. Un prepotente que debería ver los cerca de 20 o 30 aplausos que Vinicius hace ayer cuando le sacan una amarilla