De los múltiples requisitos que son necesarios para vestir la camiseta del Real Zaragoza, en esta temporada se ha impuesto uno para todos aquellos futbolistas que han querido formar parte de ataque en el equipo blanquillo: la mano vendada.
Algo que ya se había apreciado en el caso de Iván Azón en temporadas anteriores. El canterano aragonés, ya desde tiempos remotos, aquellos en los que destacaba como jugador de futuro en la Ciudad Deportiva, siempre ha llevado la mano izquierda protegida por una venda. Así, desde su llegada al primer equipo ha sido un accesorio que le ha acompañado, pasando de protección a costumbre.
Similar es el caso de Giuliano Simeone. El atacante argentino se impuso el vendaje como una forma de imitación del delantero uruguayo Luis Suárez. Así, tiempo después, sigue portándola como una forma de superstición, pues la progresión que ha seguido durante los últimos cursos con la mano vendada ha sido notable.
Una característica que ambos comparten con otro de los jóvenes atacantes del Real Zaragoza, el último en llegar al primer equipo: Pau Sans. El canterano blanquillo también lleva tiempo vendándose la mano izquierda. Tras una dolencia en la zona, hace tiempo que tiene más de costumbre y cábala que otra cosa. Después de lograr alcanzar el equipo de Fran Escribá, resulta complicado que vaya a quitárselo.
El último y, posiblemente, más sorprendente, fue el de Bebé. El extremo portugués apareció en el Carlos Tartiere con la mano vendada, uno más en el frente de ataque. Aunque se desconoce la razón, pues no porta el vendaje en los entrenamientos, parece que llevar la mano vendada se ha convertido en todo un requisito indispensable para poder ocupar un puesto en la delantera del Real Zaragoza.