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La inquietante crisis que amenaza al Real Zaragoza se traslada a Anduva

Mouriño disputa un balón aéreo en Anduva (Foto: LALIGA Hypermotion)
Juanda Pardo

Como así lo transmitió el propio Víctor Fernández en la rueda de prensa posterior al choque ante el Mirandés, el encuentro en Anduva lejos de suponer un punto de inflexión fue una prueba más del lugar en el que se encuentra el equipo y de lo que, de seguir así, le espera hasta final de temporada. Además de la ya mencionada falta de gol, varios fueron los problemas que se plasmaron ayer y que vienen siendo un denominador común este año.

Antes de empezar el choque, Víctor ya tenía problemas. No podía contar con tres de los futbolistas más destacados en lo que va de curso: ni con Alejandro Francés (con la sub-21), ni tampoco con Francho Serrano y Víctor Mollejo (lesionados). Un patrón que viene desde principio de temporada con bajas importantes como la de Cristian Álvarez, Carlos Nieto o Sinan Bakis.

Otra situación que se repitió, al menos con respecto al día del Espanyol, fue el pobre nivel de juego mostrado en la primera mitad por ese miedo a perder del que habla Víctor ayer. Sin embargo, también es cierto que se mostró un fútbol más ofensivo y más atrevido en el segundo acto donde los futbolistas volvieron a crecer en el partido y fueron a por una victoria que, por segunda ocasión consecutiva, no pudieron conseguir.

También quedaron patentes dos cosas más: que Anduva es un territorio hostil para el Real Zaragoza y que tiene un serio problema con los partidos lejos de La Romareda. El equipo aragonés lleva sin asaltar el feudo jabato desde 2016 y sin conseguir una victoria fuera de casa desde el 5 de octubre de 2023, situación que podrá revertir como pronto el 6 de abril en su visita al Levante.

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