El Real Zaragoza anunció este lunes el cambio de cargo en el club de Cristian Álvarez, que se retira del fútbol para ser directivo ante los últimos problemas físicos sufridos. El meta argentino, que deja su hueco a las posibles incorporaciones, ha querido decir adiós con una carta espectacular abriendo las puertas de su corazón y contando una historia de vaivenes con este deporte.
De su puño y letra y entre recuerdos zaragocistas como la camiseta conmemorativa de los 200 partidos, una foto de una ofrenda a la Basílica del Pilar, su brazalete o sus espinilleras, el rosarino ha dicho adiós. Una retirada que es la segunda de su carrera, ya que aquí cuenta como el club maño le salvó en un momento complicado.
Gracias totales, Cristian
Eres una leyenda eterna del Real Zaragoza
🇦🇷💙🤍 pic.twitter.com/OQYf9aJs6M
— Real Zaragoza (@RealZaragoza) February 3, 2025
Cuando comencé a jugar al fútbol a mis cuatro años, jamás hubiese imaginado que tan sólo 11 años después me darían a préstamo con una opción de compra y que apenas tres años más tarde la opción de compra se ejecutaría para convertirme automáticamente con 18 años en un negocio para la maquinaria del deporte rey, sumergiéndome así en la vertiginosa rueda del fútbol profesional.
Después siguió la exigencia del fútbol español, me asomo a la Selección Argentina, tocar apenas la élite del fútbol mundial, regresar al fútbol argentino, ganar una Copa Libertadores y una Liga, volver a España nuevamente para acabar finalmente en Paraguay.
Casi sin pensarlo, como si todo aquello le estuviera sucediendo a otra persona. Nunca supe ser un futbolista profesional. Mis ganas de explorar la vida en todas sus facetas chocaban constantemente con la seriedad y responsabilidad que requiere ser un futbolista de alto rendimiento y así fue como a los 30 años esa colisión de fuerzas constantes y mis incontables preguntas me quebraron e hicieron que decida retirarme definitivamente del fútbol profesional.
Luego de casi un año y medio de aquello, cuando el sueño del futbolista era un recuerdo lejano, un mensaje de whatsapp hizo que en mi interior prenda una chispa que desató el incendio: "¿Te interesa jugar en el Real Zaragoza?".
Por aquel momento estaba refugiado en un pueblo de montaña y lo que nació en mi interior luego de leer esas siete palabras no pude explicarlo de manera racional. Sentí bien profundo que el destino estaba tocando a mi puerta.
Hoy escribo esta pequeña carta porque esta vez sí que pongo fin a mi carrera pero ahora el fútbol y yo estamos en paz. Creo que de todo lo maravilloso que me dio y quizás en su momento no supe valorar, en esta revancha se lo pude devolver.
Gracias Tiro Federal, por enseñarme que la felicidad es jugar con un puñado de amigos.
Canalla, por convertirme en un futbolista profesional.
Pericos, gracias por abrirme las puertas de Europa y hacer que me hinche a experiencias, por mostrarme un mundo impensable para un pibe de Rosario.
Gracias, cuervos, porque con ustedes aprendí lo lindo que se siente ganar.
Rayito, por dejarme ser yo mismo sin juzgarme.
Gracias, Cerro, porque con ustedes me hice más fuerte.
A todos les pido disculpas si en algún momento no estuve a la altura de lo que se esperaba de mí dentro de un campo pero les juro que lo intenté con todo lo que podía en ese momento con mis virtudes y mis defectos, luchando muchas veces contra mis demonios pero siempre intentándolo con el corazón.
Las gracias más profundas son para todas las personas que conocí en estos maravillosos 20 años de carrera profesional. Entrenadores, compañeros, trabajadores y aficionados del fútbol. No me alcanza el corazón para agradecerles por los momentos compartidos.
A los míos, los que siempre estuvieron y sé que siempre estarán, gracias. Sin su sostén nada hubiera sido posible. Ustedes sabes quiénes son.
Y gracias, zaragocistas y zaragozanos. Vosotros sois la luz que iluminó mi carrera. Gracias porque con ustedes volví a nacer. Me encontraron en un momento complicado de mi vida para que a su vez yo vaya encontrando otra vez al portero, encontrando otra vez al pibe que jugaba a la pelota, encontrándome a mí mismo.
Gracias por ayudarme a mirar los miedos de frente y vencerlos. Sencillamente, gracias, porque con ustedes, todo lo vivido en el pasado cobró sentido.
Hoy les digo adiós aunque en realidad es un 'hasta luego'. La historia no termina acá porque no me voy a ningún lado. Porque aquí sigo.