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La arenga de Alcock

La arenga de Alcock
Departamento de Historia del Recreativo

El 30 de marzo de 1910, hace ahora 107 años, se produjo un hecho, conocido como La Arenga de Alcock, que ha quedado recogido en la historia del Club Decano gracias a la transcripción que hizo José González Pérez en 1929 del relato del propio protagonista, incluyéndolo en su libro Historia del Fútbol en Huelva y su Provincia.
González Pérez, al que se conocía con el apodo de Panfrito, había sido el  portero titular del primer equipo del Recreativo entre 1914 y 1924, y tras su retirada se dedicó a recopilar datos históricos y anécdotas de los primeros cuarenta años del Club.
Por su parte, William Jonathan Alcock, nacido en 1860 en Cork (Irlanda), había llegado en 1888 a Riotinto, contratado el 26 de abril de ese año como jefe del Departamento de comestibles en el Almacén nº 2 de la Rio Tinto Company. Poco después se afincaría en Huelva capital, abriendo el pub The Albion en la actual Avenida de Italia, y en su faceta deportiva destacó como delantero centro en los primeros encuentros del Club Decano, para continuar después como directivo del mismo hasta 1924.
En los primeros años del siglo XX el Recreativo, además de ser el pionero, era un modelo y un referente en todo el sur de España. Hasta 1915 el Club mantuvo la hegemonía absoluta en el fútbol andaluz. De hecho hasta 1908, y debido a la ausencia de rivales de otras ciudades, los partidos que se disputaban habitualmente en el Velódromo se concertaban con el personal británico de las Minas de Riotinto y con las tripulaciones extranjeras de los barcos surtos en el puerto. Pero incluso desde 1908, cuando van surgiendo otros clubes en el territorio andaluz con los que poder contender, el dominio es total, logrando el Recreativo la victoria en todas las competiciones disputadas hasta 1915.
En dicho contexto debemos situar esta anécdota, que ilustra la posición, los valores, y el prestigio del Club en aquellos primeros tiempos.  Tras ser  invitado el Recreativo por el Ayuntamiento de Sevilla a participar el 31 de marzo en el primer torneo de fútbol organizado en dicha ciudad, el día anterior llegaron rumores a oídos de los directivos de que había algún problema con los jugadores, por lo que Mr. Alcock, el responsable del equipo (una mezcla de jefe y manager, dado que no existía por entonces la figura de entrenador) se presentó en el Velódromo para saber qué ocurría. Varios integrantes del primer equipo no estaban disponibles para jugar al día siguiente, lo que provocaba que los demás estuvieran reticentes a viajar. Alcock los reunió entonces en el bonito pabellón de madera que el Club construyera en 1904 en el mismo Velódromo, y que servía tanto de vestuarios y gimnasio como de club social.
Pero tomemos las palabras del propio Alcock, recogidas en el libro mencionado:
“El día anterior a la marcha a Sevilla para jugar el partido, vino alguien a mí para avisarme que el equipo no podría emprender el viaje. Me extrañó, porque como en aquellos tiempos los jugadores se costeaban sus gastos de desplazamiento, ya hacía más de veinte días que yo los tenía avisados y comprometidos a todos.
Cojo mi sombrero y mi bastón, y me planto en el Club. Allí estaban todos. Sin saludos, sin preguntas – me bastaba ver su actitud – les dije el siguiente discurso:
“Señores: cuando ustedes se visten con el jersey azul y blanco, no son ustedes los que están bajo la camiseta. Así vestidos, ni usted es Padilla, ni usted es Guzmán, ni usted es Tellechea, ni usted es Justo Borrero. Así vestidos, no son más que el Club. No necesito disculpas, ni excusas, ni explicaciones. Quien quiera vestir mañana los colores de nuestro Club, y dejar así cumplida su palabra, que de un paso al frente”.
Solo salieron siete.
Entonces me dirigí a los que habían avanzado, y les dije:
“Gracias, señores, ustedes siete saldrán mañana para Sevilla, y en nombre del Club, jugaran el partido ya concertado  ¡Y la copa la quiero en Huelva para el Club!  ¡Hay que ganar el partido!
Tras recibir esta arenga, proveniente de uno de los pioneros de la práctica del fútbol en España, los siete jugadores quedaron emplazados para tomar el tren a la mañana siguiente. A última hora pudieron reclutar a otros cuatro jóvenes, que aunque no formaban parte del primer equipo del Club, sí podían ayudar a completar el once recreativista. Al día siguiente, el Decano se presenta en Sevilla, realiza un juego acorde a su fama y prestigio, y consigue la Copa del Ayuntamiento de Sevilla, venciendo 0 a 2 al Sevilla FC en el desaparecido campo de la Plaza de España.
 
 

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