El Santiago Bernabéu no es buena plaza para el Sevilla. Sólo Baptista ha podido desmentir este argumento en los últimos 20 años en Liga. Demasiado poco bagaje. Por fortuna, en el equipo que saltará hoy al césped del coliseo blanco hay varios jugadores que saben cómo mojar la oreja al actual campeón de Liga, sobre todo porque ellos mismos lo hicieron el verano de 2007.
Precisamente la misma delantera que Jiménez saca hoy, con Kanouté y Renato, fue la que bombardeó hasta cinco veces al Madrid en el que Schuster debutaba en partido oficial en el Bernabéu. Inolvidable la manita de la Supercopa. Partidos como aquellos parecen, por ahora, haber pasado a la historia.
Pero la historia se escribe día a día, y el Sevilla tiene hoy una bonita oportunidad de reeditarla en su mejor versión.
Este Sevilla no enamora, está claro, pero este Sevilla está a dos puntos del todopoderoso Real Madrid. A tiro de piedra, de una victoria, vamos. Este Sevilla no encandila, pero sigue teniendo al alcance de su mano el objetivo momentáneo y final, una plaza de la Liga de Campeones. Y realmente, más allá del método eso es lo que cuenta.
El caso es si, y la de hoy es una buena prueba para comprobarlo, si el método que sigue Jiménez es el más directo y adecuado para lograrlo. Puede que sí, puede que no. En él también va incluido aquello del "tú a tú", de "jugar como un grande" y demás frases hechas del fútbol.
Porque lo que realmente cuenta, y más en la pelea del cuerpo a cuerpo en la que de momento está saliendo mal parado el Sevilla contra sus teóricamente iguales, es demostrar la capacidad que le supone a este equipo. De momento se le supone, ahora hay que demostrarlo.