{mosimage}
Permítannos recurrir al titular del partido que ya ofreció Manolo Jiménez el pasado domingo para ilustrar de principio la importancia que tiene el partido de esta noche no sólo para la presente temporada en sevillista, sino para la que viene y para el futuro del actual entrenador, Manolo Jiménez, cada vez más en entredicho. Las cuatro derrotas consecutivas que arrastra el Sevilla, así como su mala imagen en ciertos momentos de algunos encuentros y en los 90 minutos de otro, han llevado al equipo y al entrenador a una situación imposible hacía semanas, cuando el tercer puesto parecía una propiedad exclusiva de los nervionenses. Ahora está en subasta, tanto que si el Sevilla pierde hoy lo perdería y hasta podría bajar a la cuarta posición.
Por eso el encuentro es definitivo. Quizás no para la clasificación, para eso quedan cuatro partidos más, pero quizás sí para el crédito del técnico del Arahal, tremendamente dañado. Una derrota más, serían cinco seguidas, sería una losa demasiado dura en la balanza de su futuro, y eso que igualmente tendría opciones de Liga de Campeones, sobre todo observando el calendario de sus oponentes. Por todo ello, Jiménez ha preparado el encuentro con especial mimo y atención, ha retirado a su equipo de Sevilla y de la Feria a mediados de semana y se ha concentrado en el Levante a la espera del encuentro. Con la baja de Romaric, pero con el arsenal (la forma de utilizarlo ya es otra cuestión) de siempre acude el equipo sevillista a El Madrigal a enfrentarse a un Villarreal recuperado y que se juega igualmente muchas de sus opciones.