El Reto más grande jamás afrontado
La extraordinaria pléyade de futbolistas que el Sevilla empezó a reunir en el verano de 2005 afronta a partir de esta tarde su reto más grande, más difícil y quizás más importante. No se encuentra en las quinielas de nadie o casi nadie para ganar la Liga de Campeones o al menos para estar en las rondas finales, pero se encuentra en las de media Europa futbolística para ser una de las revelaciones de la competición. Y... ¿por qué no va a serlo? En su día ya lo fueron el Borussia Dortmund, el Valencia, el Depor, el Villarreal, el Oporto o el Mónaco. Algunos de ellos no campeonaron, pero estuvieron a punto de hacerlo. Barça, Real Madrid, ingleses e italianos no lo pondrán fácil, pero el Bernabéu está a menos de 600 kilómetros... o a 12 partidos. Tan cerca y tan lejos a la vez. Dependerá del buen hacer de la plantilla más compensada de la historia del Sevilla y de la gestión que de ella haga Manolo Jiménez, pero soñar es gratis y con este equipo el sevillismo tiene derecho a hacerlo.
Esta maravillosa empresa arranca de la forma soñada. Ante un rival que a priori no exige demasiado y que debe ser víctima propiciatoria de Kanouté, Luis Fabiano y compañía. El grupo en sí no debería gastar demasiado los recursos humanos de la plantilla. Un paso medianamente tranquilo por la competición en estas primeras jornadas debería garantizar la clasificación para cuartos y la posibilidad de rotar para el técnico. De lo que ocurra entre Stuttgart y Rangers también podrán extraer muchísimas conclusiones Jiménez y los suyos, pero en teoría alemanes y escoceses deberían batirse por la segunda plaza. El de Arahal apenas maneja dudas entre sus estrellas, por lo que podrá alinear con total libertad y sin pensar demasiado en el partido ante Osasuna.
En el conjunto rumano del Unirea Urziceni sólo destaca su entrenador. Petrescu ha conseguido que el 'patito feo' del fútbol rumano acabe con el eterno dominio de los equipos de la capital. Dínamo y Steaua comienzan a comprobar que hay vida en Rumanía más allás del Palacio de Chauchescu. Su equipo no aspira prácticamente a nada, aunque a buen seguro dará algún que otro disgusto al primero que se despiste en este grupo que tampoco pasa por ser el más igualado precisamente.