Sporting de Gijón | 0 | 1 | Sevilla F.C. |
Sudando sangre, pero se trataba de ganar y se ha ganado. Si bien es cierto que se pudo hacer antes y más holgadamente, también lo es que se pudieron escapar dos puntos en los últimos diez minutos merced al empuje del Sporting en esa fortaleza infernal llamada El Molinón. Las mejores noticias del partido han sido la sobriedad de Marc Valiente en una auténtica prueba de fuego, la nueva exhibición de fútbol de Navas, y el doctorado de un inmenso Kanouté, que desgraciadamente se va a marchar a la Copa de África cuando en mejor forma se encuentra.
De entrada, De las Cuevas y Gregory habían podido marcar antes del tercer minuto. El primero, tras un fallo de Fernando Navarro que tuvo que subsanar Palop. El segundo, tras una cantada del meta, que respiraba tranquilo cuando el remate del central se marchaba pegado al palo izquierdo. Pero el mal inicio quedaba rápidamente solventado con una genialidad de una pareja de habituales. Kanouté y Navas hacían el tuya-mía habitual de la derecha que acababa con centro del extremo y remate al techo de la red del delantero con la zurda. El Molinón enmudecía. Apenas seis minutos más tarde Navas tenía el 0-2, pero Gregory salvaba a su equipo bajo palos. Antes del 25 el partido estaba controlado y el segundo se venía venir, pero la lesión de Adriano, sustituido por Marc Valiente, hacía que se cerniesen nubarrones sobre el futuro del partido. Las fuerzas se estaban igualando cuando Pérez Lasa decretaba el final de la primera parte.
En la segunda parte el Sporting disponía de mayor posesión de la pelota mientras que el Sevilla proponía su partido a la contra. Navas era el hombre del partido y llevaba todo el peligro del mundo. Koné, Negredo y Perotti tuvieron en sus botas la puntilla cuando más claro parecía que el partido tenía que ser sevillista. Granizaba sobre Gijón y la noche era de perros, porque además, todavía habría tiempo para el sufrimiento. En su último arreón a falta de 10 minutos, el Sporting pudo empatar por medio primero de Barral, y después de Maldonado, pero afortunadamente el embiste de las olas de la mareona remitió y el Sevilla pudo alzar los brazos.