Y lo más importante es que se está convirtiendo en costumbre que los jugadores de la casa lleven a la gloria al Sevilla. Esta Copa es de Palop, es la del sombrero, pero también la de Jesús Navas, que ha completado un torneo espectacular, y también la de Capel, que ya marcó en el Camp Nou en lo que posteriormente sería la eliminación del Barça, y también la de Luna, un chaval que ha pasado de jugar en Segunda B a levantar un título en apenas dos semanas.
Continúan todos ellos la racha de canteranos que relanzó Rodri el pasado sábado en Almería, con su gol en el descuento que metió al Sevilla en la Liga de Campeones; y con el tanto de Perotti, que aunque formado en Argentina ha sido pulido en Nervión, la pasada temporada, que también llevó a la Champions a los sevillistas; y por supuesto, con el tanto de Antonio Puerta, el gol ante el Schalke que supuso el comienzo de todo. Un canterano que ayer recibió un espléndido homenaje de parte de los suyos, de los que se formaron en los mismos campos y vestuarios que él.