Según ha trascendido de esta primer reunión, se contemplan tres posibilidades: La primera, que el balón sea lanzado al terreno de juego desde la grada por el público. En este caso, la idea es castigar al club local con una multa y apercibimiento de cierre de su estadio.
La segunda posibilidad es que lo lance un empleado del club -un recogepelotas, por ejemplo-, lo que conllevaría, además de lo descrito anteriormente, una sanción para el delegado de campo.
La tercera y última posibilidad es que el balón sea lanzado desde el banquillo, como ocurrió en el Zaragoza-Getafe de esta pasada campaña. En ese caso, además de multa y apercibimiento de cierre, se contempla la idea de sancionar al entrenador local con tres partidos de suspensión.
En el Sevilla ya causó estupor este hecho y se quiso atajar de inmediato desde dentro del club. De hecho, se llegó a tomar la decisión de cambiar a los recogepelotas y poner a niñas en su lugar.